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—Evan.— Ray lo llama frunciendo el entrecejo.

No lo había visto por toda la casa desde que había llegado de la visita que el mismo había realizado a la prefectura.

Mientras que Ray y Lucius se ocupaban de buscar por aire.

—Aca estoy.— Sisea ronco.

Ray se sorprende de escuchar el sonido de su voz saliendo de la habitación que Emma había escogido para ocupar durante las vacaciones.

No obstante, ingresa a la misma e inmediatamente cuándo ve a su hermano menor, no hace más que sonreír de costado débilmente.

Evan esta sentado en el suelo del balcón, fumando un cigarrillo, bebiendo una taza de café con unas donas a un costado que aún no había tocado.

Si no fuera por Ray nadie se ocuparía en la casa de que haya comida. No siquiera contando con Lucius, él mismo estaba tan metido en su mundo de depresión, castigándose todo el tiempo que no se había dado cuenta de qué, también, debían de ocuparse de eso si querían estar fuertes para seguir con las incontables búsquedas día a día.

—Supongo que no estás acá por las vistas.— Se burla tomando asiento frente a él, contra la baranda de cristal sólo para mirarlo fijamente y luego comer una dona.

Evan sonríe cínico dándole una pitada a su cigarrillo. —No hay novedades, Ray.— Suelta cuándo alza su vista hacia su hermano.

Ray asiente.

Eso ya no había podido deducir por sí solo y no necesita que le dijeran en voz alta lo que era obvio, caso contrario las noticias buenas serían las primeras en llegar.

—Logan llegó bien.— Responde pasando una mano por la comisura de sus labios al limpiar restos de chispitas en los mismos.

Evan suspira con fuerza. —Al menos sabemos que uno de nuestros hermanos vive.— Sisea cansado.

Es notable el esfuerzo que esta haciendo por no ser sarcástico, por no empezar a ladrar cómo un perro hacia Ray.

Eso no significa que no estuviera de mal humor y que todo lo que se le dijera que no fuera respecto a Emma y Jay no le importa en absoluto.

—Ellos están bien, Evan.— Asegura mordiendo su labio inferior.

Evan achina sus ojos y lo mira un tanto desquiciado al estar colmado de escuchar todo el tiempo esa frase y no ver que la misma sea realmente verídica, o qué, al menos, se manifieste en las novedades que tienen de las búsquedas.

—¿Y si no?— Se queja haciendo un puchero.

Ray niega. —No vamos a pensar en eso, Evan, no nos vamos a dar por vencidos.— Exclama pasando una mano por su cabello.

—¡No puedo siquiera pensar en Emma en una isla!— Demanda bajando la mirada y apagando el cigarrillo en el suelo.

Ray lo regaña con la mirada ante aquél gesto.

Evan suspira devastado.

Su forma de observarlo cambia a una mucho más amable comprensible. —No está sola, Evan...— Suelta suspirando.

Cómo si aquello fuera alguna clase consuelo para cómo se encontraban.

Evan niega. —¡Emma es la última persona en el mundo a la que le puede llegar a caer bien nuestro mejor amigo!— Explica rodeando los ojos.

Ray sonríe admitiendo aquello..—Lo se, Evan... Pero...— No puede finalizar la frase.

Es interrumpido.

De regreso al océano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora