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Verano, haciendo demasiado calor en Los Ángeles... Mucho calor, y es por eso mismo que a Jay qué le había ocurrido ir con una de sus conquistas al cine para poder pasar un poco el rato y luego ir a lo que de verdad le interesaba.

Estaba cansado y frustrado de tener siempre que hacer las mismas citas para con las mujeres llevándolas a comer o a tomar un trago sabiendo que, en definitiva, los dos querían lo mismo, de igual manera, se seguía comportando cómo un caballero para no ser un completo patan que las desechada cómo si sólo fueran un cartucho.

Por lo cuál, intentaba qué cada una de sus citas sean un poco más divertidas que lo cotidiano.

Es por eso mismo que ya estaba completamente hasta los topes de todos los restaurantes de la zona del centro y también de ir a las mismas confiterías y bares para poder comprarles algún que otro trago a las mismas y luego dirigirse finalmente hacia su propiedad o a una habitación de hotel, siendo esta última la más cómoda para su personalidad, debido a que de esa manera se ahorraba por todos los medios el hecho de tener que echar a su conquista de su propiedad.

En cambio cuándo se dirigían a un albergue transitorio o alguna habitación de hotel privada del centro de Los Ángeles, siendo cortesía de alguno de sus amigos, es que podía tranquilamente retirarse cuándo quisiera dejando absolutamente todo pago y la clara respuesta de que probablemente no volverían encontrarse, y menos que menos, a tener una salida, gracias a qué él ya había logrado su cometido.

Cómo así, también, estaba más que seguro de que ella había disfrutado, tan sólo es que simplemente no era un hombre que quisiera estar atado a una relación o a una mujer que no le causaba en lo absoluto interés, cómo en realidad, le podía llegar a causar interés cierta persona que rondaba todo el tiempo por su cabeza y que sabía que no podía estar con ella de la manera en la que estaba con estas chicas.

Su conquista de esta noche había aceptado realmente muy agradecida a la idea de ir al cine, mientras que Jay solo tenía en su cabeza que desdaba ver esa película desde hace mucho tiempo.

Acordaron directamente que él, la pasaría a buscar a última hora, debido a que la función era exactamente la última de la noche.

Y aquello realmente había sido una gran satisfacción para el morocho.

Ni siquiera se había preocupado por tener que reservar en en algún restaurante o fingir que le interesaba comer y conocer a otra persona cuándo sólo quería llevarla a la cama.

Esa misma noche había cenado con sus tres mejores amigos en la casa de los mismos, dándose cuenta de qué Emma no se encontraba en la propiedad, siendo un gran disgusto para su persona, ya qué desde su perspectiva siempre era ameno poder encontrarla y cruzar alguna que otra mirada palabra.

Incluso, había estado queriendo durante toda la cena preguntar hacia dónde es que ella se encontraba.

Se moría de curiosidad de saber si estaba con sus compañeras de la facultad, o si simplemente había salido con alguna persona en particular.

Tuvo gran fuerza de voluntad y pudo evitar preguntar lo que lo dejaría en una clara evidencia, es por eso mismo que habiendo terminado la cena se ocupo de ir a buscar a su cita de esta noche enviando WhatsApp para anunciarle que se encontraba afuera de su departamento, esperando dentro de su camioneta y observando justo cuándo ella bajaba del edificio.

La misma  llevaba un vestido veraniego corto estampado y con un escote generoso, zapatos altos, y unos elegantes pendientes.

Algo realmente demasiado sofisticado y, por sobre todas las cosas, demasiado escandaloso para el gusto de él mismo, siendo el mismo problema que tenía a todo momento cuándo salía con una mujer, que lamentablemente la comparaba con la persona que no podía tener siendo que esta misma era Emma, y ella siempre se encontraba completamente natural y con una sonrisa radiante que era mucha más importante y llamativo que cualquiera escote o que cualquier joya.

De regreso al océano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora