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Jay, suspira relamiendo sus labios cuándo Logan se retira unos instantes, de la oficina de los para atender el llamado de su teléfono.

Emma, esta de visita cómo en los últimos días, siendo allí dónde esta realizando la entrevistas por su libro.

—Al fin sólos... Creí qué ya no podría aguantar la ansiedad de verte a solas.— Sonríe relamiendo sus labios.

Una vez más, en un gesto de nerviosismo.

Emma sonrie y asiente. —No tardará mucho en volver, no confía en ninguno de nosotros dos.— Suspira negando.

—No sabe que estoy, así qué tenemos algo de ventaja para aprovechar.— Le guiña un ojo.

Emma abre sus labios. —¿Seguro?— Sonríe pícara, a lo qué Jay asiente.

—Sip.— Sonríe mordiendo su labio inferior.

Corroborando qué la puerta se encuentra cerrada.

Emma arquea sus cejas y no pierde el tiempo, se acerca a él, obligándolo a retroceder unos pasos, haciendo qué Jay trastabille contra el mueble, sentándose, Emma, a horcajadas sobre una de sus piernas mientras él se recuesta contra el escritorio.

Jay capta la indirecta,  agarrando ambos lados de su abrigo, se lo quita lentamente de los hombros y lo abre por completo para verla en su totalidad.

Emma se coloca en cuclillas frente a él, mirándolo y sonriendo, mientras qué sus manos recorren su muslo hasta el bulto, ahora muy grande que su pene esta haciendo en sus pantalones.

—¡Emma!— Traga saliva mirando hacía atrás.

Había sido mala idea decirle qué su hermano no sabía de su existencia, y si bien, su tío Esteban lo estaba entreteniendo con unas preguntas para su distracción, no sabía cuánto iba a durar aquello y lo qué Emma está iniciando, duraría aún más.

No me digas qué no extrañas esto, jay.— Susurra frotando el bulto palpitante haciendo que Jay gima en voz baja.

Traza el contorno de su miembro con las yemas de sus dedos, rodeando la cabeza antes de rastrillar sus uñas rojas suavemente sobre el eje.

Siente su pene temblar ansiosamente, observando cómo Jay se aferra del escritorio con fuerza cuándo sus rodillas se debilitan de repente.

—No podemos hacer esto acá.— Balbucea cerrando los ojos.

Sus caricias lo están matando.

—¿Por qué no?— Cuestiona coqueta, mientras estira la mano para desabrocharle el cinturón y los pantalones.

Soltando el cinturón y manteniendo sus ojos pegados a los azul oceano de Jay. Delitandose en cuánto ve crecer el hambre, cuándo su necesidad sexual comienza a consumirlo.

Con sus pantalones libres, jala los mismos junto con sus boxers hasta sus tobillos, liberando su delicioso miembro.

Libre de la carga de su ropa, su pene saltó a la atención, lista y ansiosa por jugar.

Emma relame sus labios.

Esta nerviosa, pero mucho más excitada por la situación.

Quería poder demostrarle a Jay lo mucho qué lo había extrañado y lo importante qué él era para ella.

Comienza a subir sus manos por sus rodillas, acariciando la piel con su suave palma, Jay salta un poco en cuanto sus pieles están en contacto.

Emma sonríe una vez más y continúa pasando sus manos por la parte exterior de sus muslos, rozando su palpitante pene y bajando por el interior.

De regreso al océano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora