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—Sé que todo esto puede parecer fatal pero también sé que tenés una tablet que no está mojada... Gracias a todos esos plásticos que traes en tu cartera y probablemente gracias a la luz solar puedas empezar a escribir algo... Digo quizás, esa sea una buena forma de empezar a ver las cosas de manera positiva.— Jay propone inflando su pecho.

Habían pasado más que unos minutos incómodos en silencio y la verdad es que él quería encontrar la forma de que ella se pudiera sentir un poco más segura en la isla...

Y ante todo, también, que pudiera enfocar su mente en otra cosa que no fuera preocuparse de cuando es qué lo iban a venir a rescatar...

Ella sonríe. —¿Cómo sabes que tengo eso?— Se queja arrugando su entrecejo.

Él suspira relamiendo sus labios...—No vas sin eso a ningún lado.— Murmura subiendo sus hombros.

Dándose cuenta de qué podría quedar al descubierto en cualquier momento, respecto a lo mucho que sabía sobre temas delicados ante ella.

Emma abre sus labios y lo vuelve a cerrar completamente sorprendida de que él estuviera al pendiente de esos detalles. —Ahora mismo lo que menos ganas tengo es de escribir...— Admite parpadeando y viendo como el sol poco a poco se pierde en el agua.

Si fuera otra circunstancia, la verdad es que estaría realmente obnubilada con esa imagen y podría llegar a disfrutar todas esas sensaciones de calma y de esa increíble vista, pero lamentablemente, ahora, no podía ver las cosas de otra manera que no fuera todo triste y oscuro gracias a sus miedos.

—Si, bueno supongo que... Quizás más adelante podrás hacerlo... Escuché que algunas personas escriben sus mejores libros en las peores circunstancias.— Murmura de la misma manera que ella había respondido, mientras que sube sus hombros.

Se encontraba realmente molesto por no poder encontrar la manera de poder llegar hacia ella y romper esa barrera que la misma Emma estaba poniendo entre los dos.

—Tendría que preguntarle a esos grandes escritores cómo es que pudieron poner su cabeza en las letras, y no estar pensando en lo que les podría llegar a pasar en las próximas horas si se encontrarán en una isla desierta como nosotros...— Admite poniendo sus ojos en blanco.

—Quizás que lo que hacían era pensar de manera positiva y ocuparse en escribir para que el tiempo pase más rápido.— Sonríe de manera amistosa.

No se va a rendir ante el hecho de que ella siga teniendo toda esa mala energía, y esa poca falta de voluntad para poder empezar a ver la situación desde otro modo.

—Igualmente, tampoco te lo tomes cómo una obligación, simplemente fue una sugerencia porque se lo mucho que te gusta escribir y quizás era momento de poder aprovechar para hacer tu primer libro y el día de mañana poder publicarlo.— Murmura agregando mientras que juega con sus manos.

Sabía que no era nada fácil y que cada persona tenía sus tiempos pero ellos tenían el tiempo a su favor, hasta el momento, y él iba a aprovechar hasta el final para que ella pudiera disfrutar de esa experiencia.

—Se que esto es difícil pero... A veces cuándo uno se aferra a lo que le da la felicidad o a lo que lo diste ande es cuando más rápido se pasan los peores momentos, y yo sé que a vos te gusta mucho escribir.— Otra vez la sorprende con sus palabras.

Quería mostrarle que había otra forma de ver la vida, una forma qué por ejemplo es la que el utilizaba a diario para hacer lo que le gustaba.

Jay quería compartir su experiencia con ella y que también pudiera conocer un poco más a esa persona a la que ella siempre estaba mirando con desagrado o desesperación porque el morocho no dejaba de molestarla con sus acciones, o incluso, con su vida completamente libre, siendo algo que era lo que más celos le generaba a Emma, porque ella misma no era capaz de de sentirse de ese modo y de vivir la vida de ese modo.

De regreso al océano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora