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No voy a poder ir.— Ray abre la puerta y deja la misma abierta para que pase su mejor amigo.

Jay tuerce su entrecejo, mientras que alza sus manos y lo mira extrañado.

Habían estado esperando por esta pelea durante mucho tiempo y ya qué habían conseguido las entradas no podía creer que su mejor amigo no quisiera ir.

—¿Y qué pasó para que cambies de opinión en dos horas?— Se queja y toma asiento en uno de los sillones principales de la casa.

Ray suspira profundamente pasando una mano por su cabello, negando con la cabeza. —Tengo que cuidar de Emma, papá tuvo otro desmayo y Logan está con él, en la clínica, Evan todavía sigue siendo menor de edad y no puedo dejarlo al cuidado de Emma .— Explica abriendo sus manos.

Jay se lo queda observando al saber todo lo que estan pasando día a día con su padre, y aquellas recaídas que solía tener de la nada, pero qué al mismo tiempo cuándo le hacían un chequeo general en su cuerpo daba absolutamente todo bien, algo qué los llevaba a todos, tanto a sus hijos cómo así, también, a los profesionales a creer que se trataba de su salud mental.

—Carajos.— Susurra.

Ray sonríe desganado y luego le resta importancia con una mueca en su rostro. —Estaba pensando si quieres ir podes ir con Evan.— Señala con la cabeza a su hermano menor, quién se encuentra jugando a la play con sus ariculares puestos a todo volumen.

Jay niega con la cabeza apretando sus labios.

—No voy a dejarte sólo cuando tenés que estar de niñero, además estoy más que seguro de que Evan va a mandarme al demonio si lo llevo, sabes perfectamente cómo es tu hermano.— Argumenta con una mueca divertida en su rostro.

Ray sonríe poniendo sus ojos en blanco, sabía perfectamente cómo era su mejor amigo y es por eso mismo qué no le asombra qué se estuviera ofreciendo a quedarse con ellos y ayudarlo en todo lo que necesitará.

—¿Pido para comer?— Le guiña un ojo sacando su celular de su bolsillo.

Ray no puede hacer más que mirarlo con una gran mueca de agradecimiento. —Se lo que estás haciendo y sé porque lo estás haciendo, pero tenés que saber que voy a estar bien y que no necesito que te quedes.— Insiste.

Habían estado esperando esa pelea durante dos años, y le parecía una completa locura tan sólo solo tener qué obligar a su mejor amigo a que no asistierá a ver dicha pelea, tan solo para poder quedarse con él y ayudarlo a ser su segundo niñero.

—Vamos a tener un millón de peleas más para ir a ver, pero vos y tu familia me necesitan y no tengo ningún problema.— Le asegura, mientras que se pone de pie habiendo finalizado con el pedido del delivery.

Ray suspira. —Gracias.— Traga saliva.

—¿Queres que la vaya a buscar?— Señala con la cabeza las escaleras.

Ray agradece y que se dirige para hablar con Evan para contarle que Jay se quedara con ellos a comer, y probablemente luego puedan jugar algunos videojuegos, cómo suelen hacer en sus visitas a la casa.

—Hablaré con él, para que colabore un poco y ponga la mesa mientras que me baño.— Explica pasando una mano por su cabello.

Jay asiente, luego se dirige de manera paulatina hacia las escaleras. —Déjalo tranquilo yo lo hago, es sólo ir a ver cómo está Emma... Y si está despierta la traigo hasta acá, y poner la mesa tampoco es una ciencia.— Le recuerda irónico.

De regreso al océano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora