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Logan y Evan se encuentran frente a un gran vidrio en la sala de bebés, cómo así lo había denominado Ray, cuándo los envío por su hermana pequeña.

Ninguno de los dos sabía qué es lo que estaban haciendo, las cosas estaban completamente conmocionada y revolucionadas en la sala.

—Son muchos, demasiados.— Murmura Logan.

Era algo terriblemente doloroso de estar viviendo para cualquier miembro de su familia, y peor aún para el cargo que sentía que tenía que tener Ray, al estar ayudando a su padre, a todo momento, con los incontables papeleríos que tenían que dejar apunto antes de poder retirarse.

—Si.— Traga saliva.

El sepelio había sido realizado en la misma tarde en la que ella había perdido la vida, justamente, en la misma capilla de la clínica.

Había sido todo muy íntimo informal, asistiendo prácticamente las personas más allegadas hacia la familia y en realidad siendo nada más y nada menos que a los pocos que se les pudo avisar realmente de toda esta situación.

Es por eso mismo que ellos dos se encontraban completamente perplejos y sin poder encontrar las palabras adecuadas para expresarse de manera correcta.

Logan, necesita a todo momento poder ayudar a su padre y a su hermano mayor queriendo dar el ejemplo.

—Uhm...— Susurra Logan, parpadeando.

—Y, además, ruidosos.— Escupe Evan.

Los tres hijos Sunnin habían sido preparados para todo lo que esta ocurriendo, ellos sabían, de antemano, las complicaciones que podrían llegar a surgir de ese embarazo, tan avanzado en la edad, que su madre tenía, y es por eso mismo que los cuatro masculinos restantes, que habían quedado con vida en la familia, se estan tomando cada uno de ellos a su manera, y en base a sus personalidades todo lo que había ocurrido en estas últimas veinticuatro horas.

Logan sonríe levemente. —Asi eras vos, enano.— Se burla.

Su padre se había quedado sin habla por completo, por eso había precisado de la ayuda constante de Ray para poder efectuar cualquier tipo de actividad.

Hasta de la ingesta de una taza de café, cómo cosas mucho más particulares y puntillosas, tales cómo ocuparse del sepelio de su madre y de dejar todo los papeles en orden en la clínica antes de retirarse.

Era todo una gran incertidumbre cómo se está viviendo, estan celebrando la vida por un lado, pero al mismo tiempo, no la podían celebrar por completo, y ninguno de ellos cuatro podía expresar, en su totalidad, la felicidad de tener un nuevo integrante en su familia gracias a la llegada de ese integrante a su familia, y de que sus padres habían decidido hacerse cargo de este nacimiento, costará lo que costará.

—Yo no mate a mamá.— Traga saliva.

Logan cierra los ojos. —Evan.— Susurra.

El menor sonríe. —No vuelvas a decir qué somos iguales.— Acota.

—Evan.— Insiste rodeando los ojos.

Estan todos colapsados y fuera de sí, ni uno solo de ellos tiene en claro las ideas y cómo es que deben de tomarse la situación.

Nadie esta juzgando al otro, porque ni siquiera sabían cómo es que deberían de comportarse.

—¡No podes decirme nada!— Sonríe sádico.

—¡Sos un imbécil, Evan, y eso si lo puedo decir!— Lo mira divertido.

Ray solo solo se mantenia de pie por pura inercia, solo estaba allí apoyando a su padre, sabiendo que si él siquiera se daba la posibilidad de flaquear todo el eslabón de su familia se podría llegar a caer por completo.

De regreso al océano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora