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Evan infla su pecho encontrándose con lo que rodea a Emma, había sido el primero en ingresar al cuarto de su hermana pequeña, el primero en ver sus cosas luego del accidente y asombrarse de que la misma llevara a sus vacaciones una foto de los cuatro, cómo si fuera algo que él, presupuesto, no haría de ningún modo.

—Estupida.— Se queja maldiciendo no sabiendo que su hermano mayor lo está observando desde la puerta.

Algo, le causaba mucha incertidumbre, y al mismo tiempo, mucho rencor con el mismo, ya que no sabía porque se mostraba de ese modo para con ella, Emma sólo tenía aquella foto por el aprecio qué les tenía a cualquiera de esos tres, al ser efectivamente sus hermanos y porque, probablemente, es cómo se sentía cómoda y a gusto, simulando estar en su hogar.

Pero ahora mismo para Evan eso era realmente un motivo de enojo y de queja y por más que se encontraba de ese modo, no podía soltar el portaretratos, se queda mirando el mismo una y otra vez, su mente avanzaba cómo un loco, sacando conjeturas y hablando con el mismo desde su bipolaridad y también desde su lado más lógico.

—¡Maldición!— Suelta.

Le cuesta horrores, perdonarse a sí mismo, es justamente por esa razón tan dañina qué demuestra lo poco que se quiere.

—¡No puede ser cierto!— Insiste negando.

Evan no tiene ni la menor idea de lo que es perdonarse y hacer un buen trabajo para consigo mismo, lamentablemente no perdonarse y no poder intentar encontrar la forma de lograrlo es el modo que él tiene continuamente de castigarse.

De saber que su hermana, probablemente, jamás lo pueda llegar a disculpar por todas las cosas que él le ha dicho de manera verbal o, hasta incluso, las cosas privadas que él piensa o ha pensado de cada uno de ellos, en aquellos días de enojo y de frustración.

Evan es de esas personas que creen que ya no tienen salvación, qué no entiende que perdonarse a uno mismo es un mucho más que perdonar a la otra persona, es entender que no siempre uno mismo el culpable de las impotencias de los otros.

—¿Por que tenía que pasarte esto a vos?— Bufa.

Se ve reflejado en sus propias impotencias, y siente que a todo momento las está cargando con sus hermanos y que eso no es nada justo, pero cuándo quiere hacer algo al respecto para poder cambiar todo aquello es cuándo una vez más no se siente lo suficientemente fuerte como para poder lograrlo.

Volviendo a caer una y otra vez en ese círculo vicioso de lo que le hace mal continuamente, que en realidad no es nada más que su misma persona interna que está haciendo todo lo posible por poder repararlo.

Es un intento porque aquello que fue no sea...

Y es su manera de intenta que cuándo vuelva a abrir los ojos logre ver que los demás lo están mirando de otro modo, y no siempre lo están apuntando con el dedo recordándole qué es el menos querido de los cuatro.

Un último intento desesperado por poder lograr lo que realmente anhela desde hace mucho tiempo, tan simple cómo que cuándo vuelve al mismo sentimiento de enojo y rabia busca la oportunidad de poder cambiar lo que pasó.

Hoy en día para Evan, algo completamente imposible.

Pero justamente imposible, porque el mismo es el que no cree en su persona y en todo lo que es capaz de hacer.

Cómo así, también, no cree que pueda llegar a tener la rendición o el perdón de sus hermanos viendo las cosas desde su manera, debido a que ninguno de los otros tres hermanos Sunnin lo castigan de ese modo, simplemente todo esto ocurre en la mente de Evan una y otra vez.

De regreso al océano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora