Extra especial II

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—¿Papá?— Jay se reincorpora de la cama con una mueca de dolor.

Lucius avanza alzando sus manos. —¡No te levantes, por favor! ¡Tenés qué hacer reposo si querés irte rápido!— Sonríe llegando hacia él.

—Es lo qué más deseo.— Murmura ronco.

Lucius apoya una silla a un lado de la cama. Para poder tomar asiento y charlar un poco más cómodo para con su hijo.

No hacía ni una hora y media que lo habían traído del rescate.

Y a pesar de cómo se había comportado en el pasado cuando su hijo tenía algún accidente, hoy había decidido hacer lo que correspondía y lo que su corazón le está dictando.

—¿Cómo estás?— Frunce sus labios. —Me alegró saber que los médicos dijeron que tu salud están perfecto estado, y no será más qué un par de vitaminas lo qué vayas a precisar.— Le guiña un ojo.

Jay traga saliva y asiente. —Soy bastante inmune a la naturaleza.— Bromea con una sonrisa chica de costado.

Su padre asiente. —Lamento qué hayas tenido que pasar por todo esto solo, y no me refiero a lo que sucedió durante este año, me refiero al fallecimiento de tu mamá.— Infla su pecho apretando sus labios.

Jay niega. —Papa, no es necesario hablar de esto.— Pide tranquilo.

Había aprendido a dejar el rencor a un costado y lo que menos necesitaba ahora era volver a recordar su pasado.

Creía que estaba en paz y que había podido perdonar a su padre por las cosas que había hecho y por las que no también, ya qué Jay no se creía un santo y sabía perfectamente que había cosas que le había estado inculcando a Lucius qué siquiera eran su culpa.

—Yo necesito decir esto, y si después de escucharme no querés hablar, lo entenderé y lo voy a respetar, pero fui un imbécil la mayor parte del tiempo y necesito un redimirme, tanto conmigo, cómo con vos y Esteban, qué está escuchando desde el otro lado de la puerta ansioso a qué lo dejes pasar.— Bromea sonríe de lado.

Jay imita su gesto.

Y se mantiene en silencio para darle el tiempo que su padre necesita para soltar las palabras que tiene atragantados en su garganta.

Lucius agradece aquello, carraspeando y poniéndose un poco más recto en la silla.

—Me encerré en el dolor, y dejé atrás a cualquier cosa que me pudiera llegar a recordar a tu madrey  eso no está bien. No es algo que justifique y tampoco es algo que ahora pueda redimir, porque lo he hecho hecho está. Lo que sí puedo hacer es arrepentirme de todo ese camino oscuro por el que te hice pasar y por el que yo mismo pasé.— Traga saliva. —No era justo, eras un niño y estabas haciendo muy bien lo de tu deporte y yo te estaba sobre exigiendo cuando habías terminado una carrera universitaria.— Se ríe perplejo.

Jay Infla su pecho. —Se que tampoco es algo que lo hacías de malo, tu padre lo hizo, con vos y con Esteban y era algo lógico que vos pudieras llegar a esperar que nosotros cumpliéramos con ese mismo rol.— Sonríe al haberlo entendido después de tanto tiempo.

Lucius sonríe asintiendo.

—Lo siento, Jay, lamento no haber estado ahí para apoyarte cómo lo merecías, tenía miedo de no verme reflejado en lo que mi hijo era al día de hoy y me doy cuenta que fui un completo imbécil porque por más que no siguieras mis mismos pasos sí me veía reflejado en cada uno de los que vos dabas.— Argumenta.

—Estas ahora.— Le hace saber con orgullo en sus palabras. —Y estabas cada vez qué Emma me decía que nos estaba asustando juntos sus hermanos, y de  tantas veces que lo decía comencé a creerlo, hasta desearlo, hasta qué se hizo realizar.— Muestra sus ojos aguados.

Lucius lleva una mano a su rostro estando absolutamente compungido con la situación.

—No había manera de que te dejara, siquiera siendo ese padre tan mediocre qué tuviste por años, porqué ese mismo mediocre fue el primero en subirse al avión privado para venir hasta acá y buscarte.— Admite.

Jay asiente.

—Lo sé.— Traga saliva. —Gracias por cuidar de ellos, por lo poco que pude ver formaron una relación y no podría estar más orgulloso de los dos lados.— Lo mira.

—Se qué están pasando cosas entre ustedes, pero también sé que lo van a poder resolver como los mejores amigos que son desde hace tanto tiempo.— Hace una seña hacia la puerta.

Jay despeina su cabello. —La cagué, papá, y lo peor de todo es que no pasó ahora en la isla sino que estaba aguantando todo lo que sentía por ella desde hace mucho tiempo atrás, y eso es el doble de terrible si me lo preguntas.— Balbucea.

Su padre niega. —¡Estar enamorado no es ningún pecado, Jay!— Alza sus manos. —Se que las circunstancias no son las indicadas y el momento se dio envuelto en otro momento mucho más importante y de conmoción para cada uno de ellos y también para cualquiera de ustedes dos, sólo hay que dejar que las aguas se calmen un poco.— Propone.

—Se los diré todo ahora, y te puedo asegurar que no me van a dejar ni siquiera pisar la habitación continúa.— Muerde su labio con rabia. —Yo, la amo, y jamás creí decir esto delante de nadie y ni siquiera delante de mi propio padre. Y lamento haber tenido que esperar para enamorarme y para admitir que estaba enamorado de ella para poder comprender todo lo que vos me exigías cuando yo no te quería dar importancia.— Suelta exasperado.

Lucius no hace más que fruncir su entrecejo.

—Lo entiendo todo ahora, querías un futuro para mí, mamá quería una persona que me acompañara y que estuviera a mi lado como vos lo habías estado para ella, que creciera y que me diera cuenta de que había otra cosa más allá del deporte que puedo llegar a amar como hobby pero que no me va a dar un estatus o una estabilidad, cómo si una empresa familiar,  una reliquia de esa manera que no quiero que termine en manos de inversores qué sólo la van a particionar el día en que ni vos ni Esteban estén.— Afirma entre abriendo sus labios.

Tenía que soltarlo sólo de un momento al otro, teniendo en cuenta que sí lo hacía por partes lo más probable es que pudiera llegar a quebrarse y no logrará su cometido.

—Jay que todo esto que pasó en que el hecho de que hayas abierto tu corazón hacia una persona y seas por primera vez honesto consigo mismo te confundas en lo que querés para tu vida.— Toma su mano libre.

—Es qué es al contrario, papá, el haber sido sincero conmigo mismo me hizo darme cuenta de que quiero ser parte de la empresa.— Lo mira fijamente a los ojos.

—No quiero que hagas esto por obligación. No sólo creciste y te conociste a vos mismo en esa Isla, yo también lo hice y me di cuenta de que no voy a exigirte lo que no quieras hacer, porque eso no cambia el hecho de que sos mi familia y de lo mucho que te amo.— Pide aterrado.

Jay sonríe. —Quiero un legado, y si tenía que admitir que estaba enamorado de Emma para darme cuenta de lo importante que era ese legado para vos, bueno, al fin pasó y hoy lo puedo entender.— Suspira. —Y espero que no sea demasiado tarde.— Parpadea.

Lucius se levanta para abrazarlo. —Hare lo que quieras, pero primero empezaré por conseguirte algo de tiempo extra en la habitación de al lado.— Le guiña un ojo cuándo se separa.

—Gracias por creer en mí.— Susurra.

—No dejaré de hacerlo jamás.— Deja en claro.

De regreso al océano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora