—Evan...— Una Emma de tan solo cinco años lo llama moviendo su cabeza hacia un costado.
Llevaba unas colitas hechas de manera horripilante por su padre y eso logra hacer mucho más tierno su rostro.
—Evan.— Insiste.
Su hermano mayor intenta ignorarla, mientras que juega a su play.
Se había quedado a cargo de la menor, por tan solo unos minutos, en los que Ray iba por algo de comida para merendar.
No era la primera vez que tenían las alacenas y mesadas vacías de alimentos, y ni hablar de la heladera, su padre estaba cada vez pasando más tiempo en los hospitales, debido a su condición de depresión y es por eso mismo que llegaban apenas del colegio o de la facultad y se encontraban con que había que salir a hacer los mandados de manera inmediata.
Poco a poco con el tiempo eso se fue convirtiendo más que nada en una rutina para, y tanto Logan como Ray, siendo los mayores, se intentaban hacer cargo del asunto antes de que eso sucediera, lamentablemente durante esta semana habían estado muy atareados tanto con sus labores cómo así también al respecto de Emma y de la salud de su padre.
Habiendo sido inevitable no dejar de lado el echo de tener que comprar alimentos.
—Evan.— Muerde su labio inferior.
—¿Qué?— Suelta rodeando los ojos.
Emma frunce sus labios, al mismo tiempo que sus pequeñas manos se instalan ambas en su vientre apretando las mismas, la una con la otra.
—Yo...— Titubea tragando saliva.
Esta nerviosa, y cómo Evan respondía a su llamado no era para nada agradable, por eso mismo no podía evitar asustarse.
—¿Que pasa, enana?— Se queja dejando su joystick y mirándola de mala gana.
Emma abre sus ojos y sus labios, traga saliva una vez más y sus ojos se cristalizan por completo. —Tengo sueño.— Suelta parpadeando.
Evan la observa, nuevamente de mal modo, arqueando sus cejas. —Ese no es mi problema pulguita, podes dormir en el sillón y ya.— Suelta rodeando los ojos.
Emma tenía prohibido subir y bajar las escaleras por sí solas.
Su habitación, cómo el resto de las habitaciones de la casa estaba en el piso de arriba.
Siendo imposible que ella pudiera llegar a subir las escaleras por sí sola, teniendo en cuenta, de antemano, que había un pequeño sistema de seguridad que le prohibía el acceso a las escaleras.
Específicamente siendo un sistema colocado por Logan para que no hubiera ningún tipo de accidente que luego tuvieran que lamentar.
—Hace frío y tengo sueño. ¿Puedo dormir con vos? Ray me deja hacerlo... No molesto.— Sonríe dulcemente.
Siendo, probablemente, lo que más llega a irritar de manera absoluta al menor de los masculinos de la familia, ella logra seguir luciendo de manera tan tierna y dulce sin maldad.
Necesita que su hermanita pequeña resultará ser completamente todo lo contrario para poder seguir odiandola, y qué el echo de que ella estuviera llorando o haciendo morisquetas no logrará generar absolutamente nada en él.
—No.—Responde nuevamente de mal modo.
Sin importarle en absoluto que ella estuviera una vez más, mirándolo de esa manera, no entendiendo su maldad y sus malos tratos hacía su persona.
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De regreso al océano.
Teen FictionUna fiesta en un barco que no termina de la manera planeada, incluso todo se sale de control cuando la prefectura los quiere arrestar por estar en zonas prohibidas a altas horas de la noche en una de sus últimas noches de sus vacaciones de verano an...