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—¡Maldito, Evan!— Sisea. —No me podes prohibir verla!— Demanda empujándolo.

Evan alza sus manos. —¡No te estoy prohibiéndo nada! ¡Te estoy diciendo qué primero hacete ese maldito chequeó y luego la ves!— Bufa.

Jay suelta una carcajada, cargada de furia y agradece que su tío y padre estén haciendo todos los papeles pertinentes del traslado y el acceso a la clínica.

—¡No voy a estar tranquilo sí no reacciona, Evan!— Brama golpeando una puerta.

El estruendo es tanto, qué muchos se dan vuelta a mirarlos.

Evan, se ve obligado a pasar una mano por su cabello queriendo fingir que no ocurre absolutamente nada.

—Jay, sé que pasaste mucho tiempo con ella, y que probablemente estás aterrado de la misma forma en la que lo estamos nosotros.— Comienza inflando su pecho.

Jay alza una mano, y rompiendo su monólogo.

—¡No tenes idea de lo qué pasamos en esa isla, ni idea, Evan, y no voy a dejar qué me obligues a quedarme dónde quieren qué me quedé, porqué voy a estar junto a ella!— Sisea.

Evan achina sus ojos. —¿Cómo fue?— Suspira.

Sabía perfectamente porque se lo estaba preguntando y esperaba que su mejor amigo tuviera las agallas suficientes para responder con la verdad, si es que se daba cuenta de la pregunta con doble sentido que estaba objetando ahora mismo.

Jay lo mira cínico. —¿Estar ahí?— Se burla.

Evan niega. —Como fue estar con ella en la isla, ¿Cómo hiciste para qué se gane tu confianza?— Aprieta sus labios.

No haría la pregunta en cuestión.

Pero tenía una sospecha duda de qué Jay les estaba ocultando algo muy grande.

Jay traga saliva al escucharlo.

Se muestra incómodo.

Evan lo mira, negando. —Se que siempre estuviste al pendiente de ella, pero parecían demasiados cercanos, y no logro imaginar a Emma, cediendo, sólo quiero saber cómo es que ella logró ganarse tu confianza.— Sonríe.

Su amigo sonríe cínico alzando levemente sus manos.

—Paso más de un año, Evan, tu hermana se cayo en una olla sin salida a los dos primeros días. ¿Cómo no voy a lograr qué confíe en mí? ¡Si me mostré desesperado por llegar a ella y la saqué, costará lo qué costará!— Muerde su labio inferior.

Reconociendo qué se esta encontrando de la misma manera que aquella vez, sintiendo su cuerpo arder de miedo y temor.

Evan titubea, había algo raro en su amigo, pero había una verdad saliendo de los labios de Jay, y es que no tenía ni la menor idea e lo qué ambos habían vivido en aquel lugar.

—Voy a verla.— Demanda.

Evan, se hace a un costado. Si seguía insistiendo en no permitirle el paso a la habitación en donde se encontraba Emma, las cosas se pondrían mucho peor.

Luego tendría tiempo de podar hacer un análisis de lo que estaba rondando por su cabeza y de lo que sospechaba que podía llegar a ser una realidad que complicaría las cosas.

Alzando una mano hacia el médico qué viene por Jay. —Solo será un segundo.— Le hace saber Evan, al profesional.

El mismo asiente, cerrando los ojos. —¡Cómo sea, parece que son los malditos dueños del lugar desde que llegaron!— Maldice.

De regreso al océano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora