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A pesar de qué, Jay, había querido evitar quedarse dormido aquello había sido imposible.

—Uhmm..— Se remueve incómodo quejándose por la superficie plana de la carpa.

Sintiéndose mucho mejor respecto a la fiebre, sólo con tocarse la frente la misma parecía haber disminuido.

Siente el cuerpo cansado y algo de mareo, lo relaciona inmediatamente a la falta de ingesta de comida.

—Tengo que pescar algo hoy, sí o sí.— Susurra.

El día anterior, había estado ideando una especie de lanza, qué pudiera utilizar junto con el cuchillo que llevaba a todos lados, y que hoy se alegraba de tener en su mochila y no haberlo dejado en la casa.

Es el cuchillo que utilizaba para limpiar su tabla y es por eso que siempre estaba junto a él, por más que no usará su tabla, siempre que utilizaba alguna la solía devolver limpia, o al menos en su máxima totalidad.

—Buenos días, miss universo.— Se gira para sonreírle.

Emma no se encuentra allí, y es en ese preciso instante que todas sus alertas se vuelven a encender por completo, y es cuándo se da cuenta que lleva sobre la cabeza aquella sudadera, ahora completamente, caliente y seca, que aparentemente Emma había dejado en la misma por la madrugada.

—¡Emma!— Se queja

Se coloca los pantalones, debido a qué sólo había dormido con sus boxer y se dirige hacia a la salida de la carpa.

Abriendo el cierre con enojo y una gran mueca de preocupación y disgusto en su rostro.

—¡Emma!— La llama, nuevamente.

Esta muy deseoso de poder comportarse cómo un caballero, hacerla sentir de manera cómoda y agradable, luego de todo lo que habían vivido durante la madrugada, siendo, en efecto, que para él, había sido un momento especial y particular, por lo qué espera que hubiera sido de la misma manera para ella.

—Emma...— Maldice.

El no encontrarla a su lado al despertar lo llena de inseguridades y preocupaciones.

La preocupación de no saber si había vuelto, una vez más, a cometer el mismo error de irse por provisiones, cuándo no sabía realmente dónde estaba parada, y que le pudiera llegar a pasar algo, teniendo en cuenta que ella también había pasado frío, y que su cuerpo no estaba del todo preparado para esa experiencia.

Aquel temor le hacía helar la sangre por completo.

—¿Emma?— Cuestiona con sus ojos achinados.

La luz del sol, es realmente una sorpresa.

Una buena noticia.

—Buenos días.— La misma lo sorprende frente a la fogata.

Jay traga saliva, se muestra aliviado de verla en una sola pieza...

—Emma.— Jadea.

El primer temor y miedo que él había tenido, apenas se dio cuenta de que ella no se encontraba en la carpa junto a él, se había expandido por completo y la disipación del mismo lo ayuda a poder ver las cosas desde otra perspectiva, concentrarse en el otro tema que también lo esta poniendo más que nervioso.

—Sip.— Sonríe con sus mejillas ruborizadas.

Lucía completamente fresca y superada, y eso le da la pauta, ante la humilde y modesta conexión que solía tener para con las mujeres con las que se acostaba.

Qué ella quería dar a entender que lo de ayer no había significado absolutamente nada, que esta absolutamente superada ante la situación.

—Pense qué estabas en la carpa.— Avanza acomodando su cabello hacia un costado.

De regreso al océano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora