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Lucius pasa ambas manos por su barbilla.

Aquello esta resultando terriblemente doloroso, no esta saliendo cómo él esperaba que saliera la búsqueda, y es por eso mismo que no podía dejar de pensar en cosas negativas y sentirse un completo estúpido por no poder dejar de tener una jaqueca incontrolable.

—¿Dónde estan?— Suelta destrozado.

Aprieta sus labios y observa a su alrededor, era de noche, y gracias a que conocía a la perfección al piloto que los estan llevando, se había podido dar el lujo de pedirle que por favor se extendieran un poco más en dicha búsqueda.

—¡Maldición, si tan sólo me hubiera importado involucrarme un poco más en tu vida!— Sisea rodeando los ojos.

No podía darse por vencido, eso no esta en sus ideales, no dejaría nunca de buscar al paradero de su hijo, le costará lo que le costará.

No esta pensando sobre un coste material, sinó qué en toda aquella mala sangre y angustia, que se esta juntando en su cuerpo al sentir que esta destrozado por la ausencia de su hijo.

—No puedo darme por vencido.— Susurra.

Veía continuamente a cualquiera de los hermanos moverse por la casa de manera  monótona, caminando por pura inercia, siempre estaban haciendo las cosas de manera lenta y con la mirada absolutamente perdida.

Esa mirada era la misma que él podía ver reflejada en el espejo cuándo se miraba al mismo o cuándo terminaba de darse un baño.

Era la mirada de una persona que se encontraba absolutamente vacía por dentro, y que no había nada que pudiera cambiar esa situación que tenía en sus adentros al saber qué, lamentablemente, hasta que no hubiera noticias buenas de su hijo y de Emma, esa sensación de angustia y de necesitar que alguien llene ese espacio no se iría.

—Es por Jay. Es por Jay, Lucius.— Aprieta sus labios.

Se había visto obligado a tener que hablar con su psicólogo vía Skype, gracias a la distancia qué no le permitía acudir a sus citas de una vez cada dos meses.

Ahora las conversaciones eran a diario y cuándo él lo necesitaba, no queriendo tener que caer en una depresión que no pudiera sobrellevar.

Quería darle una vuelta de rosca a todo lo que le estaba sucediendo y poder comprender de manera un poco más científica y psicológica porque esta reaccionando de esa manera.

Ama a su hijo, e iba, conociendo, a medida que pasaban los días, muchas más cosas de él, que desconocía por completo, cosas que lo llevan arrepentirse de si había tomado una buena decisión, en toda su vida adulta, al querer imponerle todo el tiempo qué siguiera sus pasos a rajatabla.

Lamentablemente cada vez que terminaba con su análisis psicológico es que se daba cuenta de lo mucho que se arrepentía de las acciones que había tomado, y de cómo esas mismas acciones que lo habían llevado a la vida que tenía hoy en día.

Espera que la propia vida le diera la posibilidad de poder tener la oportunidad de remediar dichos errores.

Llevándolo a estar todo el tiempo pensando en lo mucho que él lo desespera no saber y no tener ni una sola noticia qué les pueda aclarar un poco el rumbo de las cosas.

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—¿Él está bien?— pasa una mano por su barbilla absolutamente frustrado.

Le había pedido a su hermano, Esteban, que se ocupará de todo lo que tuviera que ver con la hospitalización de su hijo.

Lucius no había podido reunir el valor suficiente para poder ir a visitarlo, todavía tenía muy fresco el fallecimiento de su esposa, qué había sido hace dos días.

De regreso al océano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora