Capítulo 111

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ACCIONES Y CONTRATO

JULIETA

Después de casi 20 horas de vuelos Julieta estaba llegando a la casa de sus padres, hecha polvo, cansada, despeinada, con hambre, pero feliz y disfrutando de la luz naranja de un Sol que estaba por desaparecer en el mar. Su madre casi se infarta cuando la ve entrar y su papá, asustado por los gritos de su esposa, apareció corriendo en la sala con la boca llena de espuma de pasta dental y su cepillo en la mano.

-¡¿Pero que estás haciendo aquí?! – Le pregunta su mamá mientras la abraza y llora de felicidad por verla.

-Regresé. – Dice apenas Julieta, producto del abrazo de oso que estaba recibiendo. Alcanza a ver como su papá se enjuaga rápidamente y llega hasta ellas para abrazarlas a ambas.

-¡¿No llegabas la próxima semana?! -Le pregunta ahora su papá.

-Ven, siéntate. – Le dice su mamá llevándola hacia la sala.

-¿Quieres comer algo? – Le pregunta ahora su papá, entusiasmado por verla de nuevo después de tantos meses.

-Muero de hambre y sueño. – Responde ella.

-Ahorita te sirvo algo de comer. – Dice su madre mientras corre a la cocina y empieza a buscar en el refrigerador por comida.

"Nunca cambiarán" Piensa con gratitud Julieta, al ver lo mucho que sus padres la quieren y cuidan.

-Te ayudo con tus maletas. - Le dice su papá. - ¿Son todas? ¿Solo estas dos pequeñas?

-Sí, son todas. – Dice ella. No quería entrar en detalles tan pronto, pero parecía que hacía allá irían las cosas.

-¿Y tus maletas grandes? ¡No me digas que las perdieron en el aeropuerto! – Dice asustada su mamá.

-No, no mamá. Nada de eso. Es una historia larga.

-Tenemos todo el tiempo del mundo, después de meses sin verte queremos escuchar todo lo que has vivido en Corea. ¿Cómo es el país? ¿Cómo es la gente? – Le pregunta su padre. -¿A qué lugares fuiste?. – Julieta moría por contarles todo, pero en ese momento moría más por comer y dormir.

-No la presiones tanto, Cariño, mírale la cara está cansada. Come, mi vida. -Le dice su mamá. - Y después descansa, ya tendremos tiempo de platicar con calma cuando te hayas recuperado.

-Gracias, mamá.

-En ese caso iré a acomodar tu recamará, que, aunque ya no vivías aquí desde antes de irte a Corea, siempre será tu espacio.

-Gracias papá. Te amo.

-Yo también, hija. – Le dice su padre dándole un beso en la frente.

Julieta comió con tantas ganas que casi llora de felicidad, extrañaba la comida de su madre y esa sensación de estar en familia, les platicó un poco sobre sus clases y algunos lugares que había visitado, lo que había aprendido sobre la cultura y las diferencias que había. Sabia que el tema de Yoongi y que regresaría dentro de pocos días a Corea sería algo complicado de explicar, pero no podía retrasarlo mucho, debía hablar con ellos al día siguiente, pero primero necesitaba descansar. Les dio las buenas noches a ambos y se retiró a dormir no sin antes escribirle a su novio. Los dos se deseaban buenas noches para recuperarse del jetlag y prometiendo escribirse al día siguiente.

Temprano por la mañana el sonido de personas hablando la despertó; supo, por las voces que sus padres platicaban con su hermano y su esposa quienes cuando la vieron la salir en pijama de su recamara se abalanzaron a ella con los brazos abiertos. Esa mañana desayunaron todos juntos, como hacia mucho tiempo no pasaba y disfrutaron de las anécdotas de Julieta y su familia la puso al tanto de lo que había pasado mientras ella estuvo fuera.

El Idol y la RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora