Capítulo 44

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YOONGI

PODRÍA...

No sabía exactamente por qué, pero había confesado a Julieta que le gustaba y no pudo haber salido mejor. Sonreía amplio detrás de su cubrebocas mientras caminaban de regreso al auto. Tampoco sabía de donde había sacado el coraje para tomar las manos de Julieta tres veces, eso iba en contra de lo que normalmente se hace en su cultura, pero él no era de seguir mucho las normas y en realidad no se arrepentía de nada, no cuando podía sentir la pequeña mano de Julieta rodeando la de él dentro de su saco. Pero tampoco quería que ella llegara a malinterpretar sus intenciones. Aun así, le aliviaba saber que la cultura de ella era muy diferente a la de él y podía tener la certeza de que el pequeño acercamiento físico que estaban teniendo no asustaría a Julieta, se había tomado el tiempo para investigar en YouTube las diferencias entre parejas coreanas y latinas y había quedado sorprendido de algunas cosas pero conforme con otras. Sin embargo, sabía que no podía ir más allá, además él sabía en su fuero interior que no podría hacerlo, sus propios valores no se lo permitirían, para eso ella tendría que ser...su novia.

Su novia, se le revolvía el estómago de la emoción solo de imaginar la posibilidad de que ella lo aceptara, pero siendo completamente sincero consigo mismo las posibilidades ahora eran muy favorables, pues Julieta había confesado que él también le gustaba. Es que no podía haber un escenario más perfecto que ese.

Y aunque al principio creyó que Julieta no sentía lo mismo cuando vio esa expresión en blanco de Julieta después de confesarse, todo dio un giro de ciento ochenta grados después de escucharla decir que él también le gustaba, Yoongi quiso levantar las manos como para celebrar una victoria cuando esas palabras salieron de los labios de Julieta, pero tuvo que contenerse, aún le parecía irreal todo. Caminaba con ella de la mano y se preguntaba si él podría afectar el corazón de Julieta de la misma manera en la que ella lo hacía con el suyo.

Paseaban por entre los senderos del parque y él solo podía pensar en las cosas que Julieta dijo, lo que le gustaba de él y se admiraba de que nunca mencionara tres cosas y eso lo hacía sentir muy bien, pero al mismo tiempo culpable. En primer lugar, ella nunca mencionó que le gustara porque fuera atractivo, que era lo que más comúnmente le decían cuando alguien se confesaba hacia él, que después de debutar habían sido varias las personas que lo habían hecho, más de lo que a él le hubiera gustado, ya que tuvo que rechazar casi al noventa y nueve por ciento de esas personas, pero antes de ser idol casi nadie lo determinaba, y sin embargo él sí que lo mencionó, ahora esperaba que Julieta no lo tomara por un hombre superficial, tendría que aclarar eso con ella, tampoco mencionó que le gustara porque fuera famoso ni mencionó nunca su dinero o status social.

En verdad él le gustaba por ser él, por ser Min Yoongi solo un joven coreano, no por ser Min Yoongi miembro de una afamada banda de K-Pop. Se sentía como una persona normal, después de mucho tiempo, bueno él siempre se había sentido normal, solo que la gente alrededor de él y los miembros los trataban muy condescendientemente y Julieta lo trataba como a una persona normal, su confesión había sido solo hacia un chico común y corriente, pero especial para ella, no hacía un famoso. Sentía que en Julieta había descubierto un tesoro y como tal se encargaría de cuidarla, protegerla y ganarse su corazón.

Quería de alguna manera inmortalizar esos momentos en su memoria, guardarlos a fuego en su corazón.

Justo antes de llegar al auto supo cómo guardar ese momento, era algo tan sencillo.

-Espera. – Le pidió a Julieta. – Deteniendo sus pasos.

-¿Pasa algo?.- Julieta empezó a ver a los al rededores.

"Dios, parece muy consciente de que ser vistos en público es peligroso. Espero que esto no le genere algún tipo de ansiedad."

-No, no pasa nada, solo no te muevas. – Yoongi sacó su celular del otro bolsillo de su saco e hizo una foto de sus sombras. – Listo.

El Idol y la RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora