Capítulo 71

236 28 11
                                    

Mina

Es viernes. Papá está cargando mis maletas en la camioneta de Nichkhun. Estoy en mi sala hablando con Chanyeol. Akira insistió en que vendiera el departamento, pero no planeo hacerlo por ningún motivo. Yeol se llevará la llave y yo una copia por si acaso. Sé que necesitaré un lugar al cual escapar.

Abajo mi padre está esperando. No quiero ir, pero debo hacerlo. Al menos por este tiempo hasta que logre resolver las cosas. Las sesiones con el doctor Ahn me han dado más que un ápice de esperanza y estoy dispuesta a cualquier cosa para ser libre.

— Llámame al llegar. Estaremos en contacto.

Le doy un corto abrazo. Sé que esto va a ser difícil.

No he tenido noticias de Nayeon. Absolutamente nada. Todavía no he podido contactarla para la junta definitiva, y en parte me alivia. Solo no quiero verla marchar.

Kunpimook no sabe nada. Él piensa que ella sigue trabajando. Se regocija al pasearse por los pasillos esperando verla, pero nunca podrá hacerlo. No permitiré que jamás se acerque a Nayeon otra vez. Si alguien tiene que sufrir el castigo por ella, seré yo.

El camino a la casa del barrio privado es extremadamente incómodo. No hay ruido. Solo el tío de Bambam que conduce en completo silencio y de vez en cuando me da una mirada, una de esas que me da en qué pensar.

— Llegamos.

Me dice. Quita los seguros y baja. Del otro lado, su sobrino me está esperando para abrirme la puerta. Él me ayuda a bajar y luego ordena a dos hombres bajar las maletas. Claro, él no arruinaría su perfecta manicura.

— Bienvenida, cariño.

Paso de él y tan solo camino al interior del lugar. En la sala está sentado Nichan.

— Mina, querida.

— Nichan. Es un gusto.

— Por favor pasa al comedor. Han preparado un almuerzo para recibirlos. Más tarde mi hijo puede enseñarte la recámara para que descansen un poco.

— Gracias, señor, no era necesario.

— Claro que lo era. Estás en tu casa hija.

Finjo una sonrisa. No quiero ser descortés, pero realmente no tengo ánimos de estar aquí, mucho menos cuando no ha pasado una hora y las manos de Kunpimook ya están sobre mí otra vez. Logro escaparme de él un par de veces, evadiendo cada acercamiento que trata conmigo. Incluso con su padre en casa, sus ojos filosos me persiguen.

Cuando los hombres se marchan y nos dejan a solas con las dos mujeres del servicio doméstico, él me toma la mano y sin preguntar me arrastra al piso de arriba.

— Suéltame.

— Descuida, no haré nada malo. Solo quiero enseñarte la habitación y los baños.

— Puedo encontrarla por cuenta propia.

— Por favor Mina, no seas tan testaruda.

Doblamos por un corredor y rápidamente la habitación principal nos dan la bienvenida. Es amplia, pulcra, bonita. Tiene una cama grande en el centro y unas ventanas con persianas ahora abiertas que dejan entrar mucha luz. El baño está incluido, tiene una ducha grande con panel de cristal y una claraboya en el techo. También, dos lavabos.

— El de la derecha será el tuyo — me dice.

— ¿Compartiremos el baño?

— Por supuesto. He mandado a traer toallas nuevas. Tienen tus iniciales bordadas.

❝𝑭𝑰𝑭𝑻𝒀 𝑺𝑯𝑨𝑫𝑬𝑺 𝑶𝑭 𝑴𝒀𝑶𝑼𝑰❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora