Capítulo 3

3.4K 367 175
                                    

Nayeon

Un día nuevo da inicio, me siento en mi puesto como todos los días y enciendo el computador. En la espera, mi jefe se aparece por detrás causándome dar un respingo en mi silla.

— Señor Chou, buenos días— saludo con respeto.

— Buenos días, Nayeon.

— ¿Qué se le ofrece?

— Tan solo quiero avisarte, el asistente de Myoui habló ayer, me dijo que ha quedado convencido con tus respuestas y su jefa igual, requiere verte hoy a las nueve de la mañana.

Abro mi boca, pero vuelvo a cerrarla al no saber que contestar, no me esperaba algo así. Miro la hora que marca la pantalla de la computadora, siete y cinco de la mañana.

— ¿Le ha dicho algo más?

— Solo eso, pero por lo visto la jefa es quien quiere darte una última aprobación.

De repente los nervios me invaden, ¿estar cara a cara con esa mujer?, es algo poco creíble, pero claro, es obvio que en algún momento tendría que enfrentarme a ella.

— Sé puntual, a ella no le gustan los retrasos.

— Claro, muchas gracias.

— Suerte Im— me responde sonriente antes de marcharse hacia otro lugar para hablar con uno de los nuevos empleados.

Conocer a la gran Myoui, a quien tantos le temen, la mujer más buscada y reconocida en estos tiempos. No puedo evitar pensar qué seguro se trataría de alguien terriblemente atractiva, tal vez con una voz aguda e irritante, algo inmadura por su edad. Tan solo espero no ponerme a temblar y sacar mi lado más torpe.

La hora cada vez está más cerca, por lo que mis nervios y ansias aumentan cada vez que la aguja de los minutos se desplaza un poco.

Me está costando concentrarme en mi trabajo y al parecer alguien lo ha notado, levanto la mirada y me encuentro con sus ojos preocupados.

Desde la puerta de entrada a la sala, me observa como un padre cuando sabe que algo va mal con sus hijos. De brazos cruzados, los labios torcidos, basta con una seña de su cabeza para hacerme entender que quiere que vaya a su oficina.

Trago saliva, torpemente me levanto golpeando mi rodilla con la mesa y soltando un bajo quejido de dolor. Algunos de mis compañeros me observan de reojo mientras me muevo hasta la oficina del jefe.

— Nayeon, creo que ya te he dicho que te quedes tranquila.

— Lo siento, señor, pero es difícil, esto es algo que llevo deseando hace tiempo, y usted generosamente ha puesto la oportunidad sobre mis manos.

— ¿Y entonces por qué temes?

— No quiero arruinarlo, dar una mala imagen a Myoui y decepcionarlo.

En realidad ese es mi mayor temor, dejar al señor Chou con una mala imagen a causa de los errores de su torpe empleada.

Agachado la cabeza, froto uno de mis brazos tratando de darme algún tipo de apoyo emocional para no soltar las lágrimas, cosa en la cual fallo.

— Usted se ha convertido como en un padre para mí, no quiero fallarle.

— Oh, no— dice él, y en ese instante puedo sentir sus manos tomando mis hombros con cariño.

— Las niñas lindas no deben llorar, señorita Im.

El tono que usa, dulce y comprensible, hace tanto que no escuchaba aquella frase.

❝𝑭𝑰𝑭𝑻𝒀 𝑺𝑯𝑨𝑫𝑬𝑺 𝑶𝑭 𝑴𝒀𝑶𝑼𝑰❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora