Capítulo 73

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Nayeon

El café huele bien por la mañana. Me ayuda a dejar de pensar un poco. Aspiro el fuerte aroma de la taza humeante y le doy un sorbo. La luz del día comienza a pintar mi cocina y parte de la sala. Hoy el cielo es celeste, de un tono claro, no hay tantas nubes como otros días, finalmente no veo el gris plomo. Me siento mejor.

Tengo ganas de croissants. Un antojo que trato de ignorar para no tener que cambiarme el pijama e ir a comprarlos, pero llevo días soñando con ellos y todavía me pregunto por qué no los he comprado el día anterior. Termino por perder la batalla y estoy camino a mi habitación para ponerme un hoodie y algún pantalón que encuentre en el armario.

Apenas estoy desabotonando mi camisa cuando escucho el timbre. Demonios. Regreso los botones a su sitio y buscando las llaves me dirijo a la puerta. Quito el cerrojo y lo primera imagen que recibo me impacta. Estaba todavía un poco dormida, pero lo que tengo frente a mí me despabila de golpe. Hay un hombre. Alto. Pálido. Sus cabellos son de un azabache profundo y sé que lo conozco, lo conozco demasiado bien, y aunque no lo hiciera, sería idiota de mi parte tratar de ignorar el hecho de que él es casi su reflejo.

— Buenos días, Señorita Im.

Él tiene un gesto serio, con las cejas casi juntas y los labios apretados. Me extiende una mano. Yo parezco una idiota mirándolo y parece que lo nota porque de repente sonríe. Apenas una mueca. Joder. Es igual.

— ¿Señorita Im?

Y de pronto caigo en el hecho de que estoy aquí en pijama, con el cabello desordenado y el rostro sin una sola pizca de maquillaje. Qué gran suerte tengo para las primeras impresiones con los Myoui.

— ¿Señor..?

Y no sé qué más decir. Agradezco el hecho de que mi cuerpo reaccione y haya tomado su mano, de lo contrario hubiese sido demasiado vergonzoso dejándolo esperando un saludo.

— Me tomaré la modestia de decirle que no necesita usar formalidades conmigo. Puede llamarme Kai, señorita Im. O quizá Christian, es mi primer nombre, pero casi no se utiliza. Cómo lo prefiera.

Tengo a Kai Myoui en mi puerta, un viernes a las nueve de la mañana ¿Qué hace aquí el perfectamente guapo e intimidante hermano de mi exnovia? Me siento dentro de una pesadilla, de una de esas en la que soy consciente que debo despertar para respirar mejor. Sin quererlo, me doy un pellizco en el brazo. Auch. Ha dolido.

— Señorita Im ¿Se encuentra bien? — su preocupación genuina me oprime el corazón. No sé si podré soportar, seguir viendo su rostro por mucho más tiempo, pero no sé qué hacer.

— Francamente no lo sé. No quisiera ser descortés, tampoco me gusta mantener conversaciones en los pasillos, pero no tengo la menor idea de lo que usted está haciendo aquí. ¿Cómo sabe dónde vivo? ¿Por qué vino?

Su gesto se suaviza ante mis palabras trastabilladas. Al menos no se ha ofendido.

— Comprendo la situación, sé que resulta extraño e incluso un tanto siniestro que me haya presentado aquí sin siquiera enviar un correo, pero no han querido darme su dirección, apenas logré contactar con usted.

— ¿Fue Mina?

Entonces me siento molesta ¿Por qué querría ella saber de mi vida? Ahora está ocupada, demasiado como para saber qué estoy haciendo. No querrá mantenerme controlada. Eso sería en extremo atemorizante.

— No, Señorita Im. No fue mi hermana quien me dio su dirección.

— ¿Entonces?

— Chanyeol Park.

❝𝑭𝑰𝑭𝑻𝒀 𝑺𝑯𝑨𝑫𝑬𝑺 𝑶𝑭 𝑴𝒀𝑶𝑼𝑰❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora