Capítulo 29

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— ¡Im! — Jihyo llama desde el otro lado de la puerta.

—Pasa — dice, con la vista puesta en los papeles que está acomodando, los coloca de forma vertical y les da unos golpecitos contra el escritorio para que queden todos juntos.

Jihyo ingresa a la oficina, cierra la puerta y se pone en frente del escritorio, observando a la mayor con sus grandes y lindos ojos.

— ¿Qué sucede? — pregunta sonriendo, por fin el trabajo está listo.

— Mina me pidió que fueras, ya es hora de que todos nos vayamos, en realidad ya no hay casi nadie en las oficinas.

— ¿De verdad?¿tanto tiempo me
tomó hacer esto? — dice con real sorpresa.

— Cuando trabajas, sin darte cuenta el tiempo pasa, ya son las dos de la tarde.

— ¿Tú ya te vas?

— Sí, de hecho Jimin y Sowon me esperan en el estacionamiento.

— Oh, está bien, ve con cuidado.

Nayeon se levanta y rodea en un abrazo a su compañera, Jihyo se marcha segundos después y ella se dispone a apagar todo y recoger sus cosas. Está por enviarle un mensaje a la japonesa para corroborar que esté en su despacho, pero antes de poder hacerlo, la chica aparece en la puerta.

— ¿Estás lista?

— Sí, vamos.

Salen de la habitación, y tras cerrar la puerta, la castaña menor se acerca a dar un beso en la regordeta mejilla de su novia.

— Minari — susurra algo incómoda —.Alguien puede vernos.

—Traquila, ya no hay nadie, solo nosotras y el portero.

Suspira un poco más tranquila y recarga su cabeza en su hombro, bajan con una pequeña diferencia de tiempo, no hay personas en los pasillos, pero sí en el aparcamiento. Aguardan un poco y pronto están camino al departamento de Myoui. Las calles están despejadas, por lo que el camino se hace tranquilo y más corto de lo usual.

El enorme y lujoso barrio alejado de la ciudad se hace presente, Nayeon baja del coche y respira con gusto el aire fresco que corre por el parquizado. Hay casas grandes, incluso edificios, pero todo es tan tranquilo que parece un sueño el poder vivir allí.

No hay sonidos de bocinas, construcciones, luces incandescentes, solo flores de todos colores, personas paseando y uno que otro perro correteando con su dueño.

Bajan del auto tomadas de la mano e ingresan al edificio, tan rápido como están en el departamento, se despojan de su ropa de trabajo y la reemplazan por prendas cómodas que la japonesa escoge para ambas.

—¿Qué te gustaría comer?

— Mmm no lo sé— responde Im.

— Comeré lo que tú quieras — ofrece Myoui, dando un poco más de libertad a Yeon.

— ¿Lo que yo quiera?

— Lo que quieras — reafirma, se cruza de brazos apoyada en la pared del cuarto, Nayeon está sentada sobre la cama.

—¡Helado con galletas! — dice, dando pequeños saltitos emocionados.

— Conejita — tararea ella con un tono de reproche —. Sabes que no podemos almorzar eso.

— ¿Por qué no? Me dijiste que comerías lo que yo quisiera — abulta sus labios formando un puchero, Mina le observa y bufa derrotada.

— Si quieres ese puede ser el postre ¿te gustaría que antes prepare sándwiches con limonada?

❝𝑭𝑰𝑭𝑻𝒀 𝑺𝑯𝑨𝑫𝑬𝑺 𝑶𝑭 𝑴𝒀𝑶𝑼𝑰❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora