Capítulo 57

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Fuertes respiraciones se oyen en el tenso ambiente, ambos japoneses mantienen la mirada fija uno en el otro.

— ¿Por qué le pediste que se fuera? Ya vio casi todo, ¿Qué tienes para ocultarle? — la voz de la castaña rompe el silencio.

— Será mejor que no hables y solo me escuches, quiero lo mejor para ti, no me hagas cometer un error.

"Querrás decir otro de tus errores" piensa.

— Mina, si firmas te aseguras una buena vida en el futuro, él no es solo un muchacho de bien, es el perfil del hombre ideal para ti.

— ¿Ideal para mí? Querrás decir para ti y tu sed por el dinero. Si me conocieras tan solo un poco padre, sabrías que él es el último hombre en la tierra con el que me casaría. No quiero ni necesito nada de lo que él tiene. Y lo más importante, yo no lo amo, ni podré amarlo.

El de rasgos finos suelta una carcajada cargada de cinismo antes de devolver la vista a su hija.

— ¿No lo amas? Y... ¿Acaso ella te ama a ti? — cuestiona sonriente.

— Sí, te agrade o no la idea, ella es la mujer que me ama y yo amo. La única a la que quiero darle mi vida completa.

— Ahora resulta que además de cuestionar mis órdenes, eres una experta en el amor.

Akira rodea el escritorio hasta estar frente a la muchacha, su pesada mano le toma el mentón y lentamente lo gira en su dirección, clavando sus dedos en la piel para que su hija no pueda esquivar la mirada.

— Pues déjame decirte, cariño — enfatiza —Que te guste o no, eres una Myoui, y por consiguiente estás destinada a cumplir con lo que llevas en la sangre, relaciones fallidas.

— Las cosas pueden cambiar siempre que uno lo desee padre, y ahora yo estoy decidida a decirte que la amo, solo a ella.

Su agarre se intensifica un poco, negando con la cabeza el habla pausadamente.

— Mina, Mina, Mina. La frase “Te amo” ya está muy desgastada, no tiene el mismo significado de antes ¿Cuándo vas a aprenderlo?

— ¿Qué quieres decir?

— Veamos si así lo entiendes — El hombre la suelta y mete las manos en los bolsillos de la chaqueta del traje oscuro. — El amor es como ganarse la lotería, un juego que solo es cuestión de suerte, miles de apuestas, muchos premios, pero solo hay uno en especial que llama la atención, debes saber escoger. El mundo es el tablero, las personas, los números, las relaciones, las apuestas y la bolilla que corre en el juego es tu vida, cuando se detenga en el premio ganador has encontrado al verdadero amor. Algo muy poco probable, Mina.

— Entonces tuve suerte, porque alguien como ella no se encuentra todos los días, sabes que no creo en las casualidades. Pero los chicos como Kunpimook, esos llueven por montones

— ¿Estás tan segura de eso?

— Por favor, Akira. Me has presentado a más de uno de ellos, claro, variando edades, nacionalidades y poder, pero todos provienen del mismo pestilente saco. El mismo al que tú perteneces.

— Firma ya — gruñe el japonés.

— No lo haré.

— Entonces no te importará que acabe de exponerte, sabes que no tardaré ni una hora en averiguar el nombre de esa supuesta noviecita que tienes.

La sangre arde en el cuerpo de la Myoui más joven.

— No lo harás.

— Cariño, ¿Cuándo no he cumplido con lo que dije? — la mano masculina acaricia la mejilla de Mina, y el tacto se siente como si una navaja cortara su piel. Quema, arde, duele demasiado.

❝𝑭𝑰𝑭𝑻𝒀 𝑺𝑯𝑨𝑫𝑬𝑺 𝑶𝑭 𝑴𝒀𝑶𝑼𝑰❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora