Capítulo 9

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Nayeon

Me remuevo inquieta entre las sábanas, a pesar de que mis ojos siguen cerrados, ya estoy despierta. Cuando la alarma comienza a sonar, siento que mis sueños se alejan lentamente, hasta que abro los ojos y regreso a la realidad.

Saco un brazo por debajo del cobertor y lo estiro hacia mi mesa de noche, con algo de torpeza agarro el teléfono y lo llevo hasta mí para poder apagar el insistente sonido.

Reviso la hora, las seis de la mañana. Dejo el teléfono a un lado y me quedo mirando el techo.
La noche anterior me costó dormir por la emoción, y por fin que lo había logrado olvidé desprogramar la alarma que utilizo semanalmente para ir a trabajar.

No dudo en volver a dormir, y ahora cuando despierto por segunda vez, ya son las diez de la mañana. Me siento en la cama, aparto las mantas y bajo mis piernas.

Mis pies descalzos hacen contacto con la suave alfombra, es una sensación agradable a decir verdad. Me pongo de pie y voy al baño para poder ducharme.

Cuando acabo me visto con pantalones holgados y una camiseta, recojo mi cabello en un moño. No llevo maquillaje, tampoco sujetador, pero no es mucho problema. Nadie me verá a estas horas.

Abro las cortinas de la sala para tener algo de luz natural. En la cocina, preparo mi desayuno, mientras que en la barra, mi celular reproduce mi playlist del grupo Oh my Girl.

Pongo los huevos revueltos sobre las tostadas que ya he preparado, sirvo jugo de naranja fresco en un vaso y me dispongo a comer. El día es tranquilo, una mañana bastante relajada.

Termino, lavo la vajilla sucia y regreso al baño para cepillarme los dientes. En la siguiente hora doy vueltas por el apartamento, estoy aburrida, bastante.

Vuelvo a ver por la ventana, pero esta vez la de mi habitación. La vista da al parque cercano, y no lo dudo.
Cambio mi ropa por algo más presentable, me maquillo un poco, tomo las llaves, el celular y salgo.

Afuera el día es cálido, para ser apenas sábado por la mañana, hay mucha gente en la calle. Cuando llego, me siento en una banca vacía, y mi atención se va por completo hacia los niños que corren por el área de juegos. Sonrío, algún día me gustaría ser yo quien está allí para cuidar a un pequeño.

No sé cuantos minutos llevo así, pero me doy cuenta que mi concentración es total cuando alguien toca mi hombro y me sobresalto. Mi corazón se agita.
Que persona tan inoportuna, pienso.

— Nayeon, ¿eres tú?.

Esa voz, ¿es que acaso estoyescuchando mal?. Rápidamente me giro, y la veo allí, siento que mi corazón se paraliza cuando me sonríe.

Ella de verdad está aquí.

La chica que se encuentra frente a mí, es totalmente distinta a la que yo conocía en el pasado. Está más alta, su cuerpo resaltaba aún más que antes, su piel de porcelana brilla.
Pero a pesar de todo, todavía conserva tres cosas, esas tres cosas que habían logrado enamorarme con profundidad.

Número uno, su sonrisa, esa linda sonrisa que siempre estaba presente cuando me hablaba, cuando me miraba en las tardes fuera de clases.

Número dos, su cabello, largo, sedoso, oscuro, amaba cepillarlo y jugar con él cuando descansaba su cabeza sobre mi regazo.

Número tres, sus ojos, eran marrones, tan comunes, pero brillaban de una manera realmente especial. Cuando los miraba, no había forma de sentirme insegura, no había lugar para nada más que no fuésemos ella y yo.

Pero ahora que los años han pasado, esos encantos ya no son tan fuertes, al menos conmigo. Aún así, me pregunto que está haciendo aquí y porque apareció justo en este momento.

❝𝑭𝑰𝑭𝑻𝒀 𝑺𝑯𝑨𝑫𝑬𝑺 𝑶𝑭 𝑴𝒀𝑶𝑼𝑰❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora