Capítulo 20

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Mina

Apoyo mis pies en la alfombra, miro por las cortinas claras que cubren la ventana, la mañana es fría, puedo sentirlo. Afuera el cielo  gris plomo se cubre de una capa de nubes percudidas, y puede notarse como el viento sopla sin intenciones de detenerse.

Extiendo mis brazos, el estiramiento es satisfactorio, mi cuerpo se siente liviano. Cuando siento unos brazos rodeando mi cintura y un suave beso en la parte trasera de mi cuello, sonrío.

— Buenos días — susurra su tenue y linda voz matutina.

— Buenos días.

Nayeon comienza a dejar pequeños besitos en mi cuello para luego apoyar su mentón en mi hombro, me parece muy tierno, nadie jamás había hecho eso conmigo.

— Amaneciste cariñosa hoy.

— ¡Siempre lo soy! — se queja con voz aguda.

— No más que yo — presumo, aunque sé que puede no ser verdad.

— Mientes, tú eres fría.

Siento algo chocar contra mi cuello, es blandito y cálido, mi linda Nayeon está haciendo otro de sus adorables pucheros.

— ¿Soy fría dices?.

— Sí.

Una idea cruza por mi mente, ya que se comporta como una niña, ¿por qué no tratarla como una?, no me gusta saber que estoy siendo fría con alguien que me entrega su calidez todo el tiempo.

— ¿Estás bien aferrada a mí?.

— Sí, ¿por qué?.

Río, agarro con fuerza el cuerpo de Nayeon que se encuentra en mi espalda y me levanto para
comenzar a correr rumbo a la sala.

— ¡Minaaa! — chilla.

Me encanta hacer esto, escucharla reír, sentir sus pequeñas quejas y reclamos en tono de niña, es tan bonito.
Llego hasta el amplio sofá y con cuidado nos dejo caer allí, procurando no aplastarla.

Sin darle tiempo para defenderse comienzo a hacerle cosquillas, ambas reíamos sin control, ella más que yo. Toco con las puntas de mis dedos toda la extensión de su barriga y las costillas, viendo cómo se retuerce y se carcajea.

— ¡Ya!, ¡Jajaja, Mina!, ¡Para!.

Me detengo, estoy sobre ella, sus ojos iluminados me miran con cariño y algo de reproche, su castaño cabello algo desalineado, la camiseta del pijama algo levantada por sobre sus caderas.

Le miro con dulzura, pero eso de inmediato cambia cuando mis ojos se abren por completo, se ha aprovechado de mi pequeña debilidad para girarnos y quedar ella sentada sobre mi pelvis.

Baja el rostro, su nariz pegada a la mía, sus labios se dirigen a los míos, cierro los ojos esperando su beso, el cual no llega. En su lugar una fuerte mordida me obliga a gemir por el dolor y separarme algo alarmada.

— Eso te pasa por hacer que casi me orine.

Me toco el labio con los dedos, por suerte no hay sangrado, pero la zona ha quedado algo caliente.

— ¿Quieres otra ronda de cosquillas? — amenazo con una ceja alzada.

Pienso que su reacción será hacerse hacia atrás, pero en cambio decide sorprenderme con otra respuesta totalmente inesperada.

— Yo preferiría una ronda de otra, pero de todos modos gracias por la oferta.

— ¿Qué es lo que esa cabecita sucia tuya trama?.

❝𝑭𝑰𝑭𝑻𝒀 𝑺𝑯𝑨𝑫𝑬𝑺 𝑶𝑭 𝑴𝒀𝑶𝑼𝑰❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora