Capítulo 28

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Nayeon

Es lunes otra vez, nueve y cuarto de la mañana.

Termino de ordenar y completar algunos documentos que debo entregar a la secretaria de Mina antes del almuerzo. Hubiera terminado mi trabajo hace rato sí no fuera por las contantes interrupciones del parlanchín que está sentado en una esquina de mi escrito justo ahora.

Con las piernas cruzadas y una sonrisa de oreja a oreja no para de hablar un momento y hacer gestos con sus manos. La compañía de Jimin es agradable, bastante de hecho, pero no cuando tienes toneladas de trabajo encima.

— Y entonces fuimos a cenar a un restaurante cerca del rio, fue hermoso.

De reojo noto que sus ojos brillan con ilusión, sonrío, supongo que yo he de tener la misma cara cada que hablo de Mina.

— ¡A que no adivinas que me regaló! — golpea la mesa, por consecuencia me asustó y estropeo la hoja en la que estoy escribiendo.

— Diablos Min — murmuro entre dientes tomando el lápiz de líquido corrector para cubrir mi desastre.

— Nayeon, ¿me oíste?

Parece no darse por aludido de lo que ha causado, pero así es él, mantiene veintitrés horas en la luna y con suerte, una completa en la tierra.

— Sí, si, ¿qué te regaló Yoongi?

— Esto — su voz sale aguda como un pequeño chillido, es gracioso y tierno a la vez.

Su manito pequeña y de dedos algo regordetes se pasea por mi rostro, en su dedo corazón se exhibe un bonito anillo plateado con un delfín pulido en perla negra.

— Es muy bonito— digo —. ¿Él lo diseñó?

— Sí, es de la nueva colección que saldrá
pronto — parece orgulloso de ser el primero en llevarlo.

— Es muy lindo de su parte — le di una pequeña palmadita en su muslo, y me sorprendió sentir la dureza del músculo, para ser pequeño estaba muy tonificado.

— ¿Te parece ir por un helado a la cafetería?

Su invitación repentina me suena lejana, he vuelto a volcar toda mi concentración en los papeles, sin embargo, no encuentro mi bolígrafos, ¿dónde diablos lo dejé?, hace tan solo un minuto estaba aquí.

Por inercia bajo mi cuerpo para mirar en el suelo, no hay rastro alguno de él.

— ¿Nay? — vuelve a llamar.

— Espera — digo ahora revolviendo algunas carpetas que tengo sobre la mesa.

— ¿Qué sucede bunny?

— Nada, Min — levanto hojas y hojas sin encontrar rastros de mi maldita lapicera, comienza a molestarme.

— Entonces si no sucede nada, ¿vamos a comer helado?

Es insistente, parece un pequeño niño y por más que los ame tengo ganas de echarlo y cerrarle la puerta por un rato.

— Solo dame un segundo.

Sigo sin encontrarlo, hasta que habla nuevamente.

— ¿Buscas esto?

Mis ojos se enfocan en su sonrisa burlona y luego entre el lapicero que se balancea entre sus dedos.

— ¡Jimin!¡Dámela! — intento agarrarla, pero él se pone de pie y la guarda en el bolsillo de su saco negro.

— ¡Park! — reprocho —. Debo entregar esto en un rato.

❝𝑭𝑰𝑭𝑻𝒀 𝑺𝑯𝑨𝑫𝑬𝑺 𝑶𝑭 𝑴𝒀𝑶𝑼𝑰❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora