Capítulo 69

153 15 0
                                    

El fin de semana ha sido duro. Chanyeol puede notarlo cuando entra al edificio el lunes por la mañana y apenas atraviesa el pasillo del último piso, aspira el aire cargado de pesadez. Tiene los ojos pesados y todavía sigue esperando que el efecto de la ducha y el café reciente le sienten como deben. Saluda a Lalisa quien le devuelve el gesto con una sonrisa casi perezosa, y directamente toca la puerta de la oficina.

— La Señorita Myoui está atrasada por el tráfico. Me pidió que la esperara.

Chanyeol está asintiendo. Se desploma en uno de los sillones del vestíbulo y echa la cabeza para atrás con los ojos cerrados.

— ¿Noche dura?

— Sí. Han sido días difíciles.

Lalisa asiente comprensiva, yendo hasta dónde el chico se encuentran y soltando frente a él una galleta.

— Es por el panecillo del otro día. Espero te guste.

— Oh, seguramente — le dice ondeando la gran galleta de chocolate frente a ella y dándole una mordida antes de caer otra vez en su posición.

— Está genial. Gracias, Lisa.

— No es nada.

— No quiero migajas en mi alfombra.

El pelinegro alza la cabeza al verla atravesar el pasillo. Marca un paso fuerte con ese vaivén de caderas elegante que le caracteriza. Luce fresca y radiante hasta que se quita los lentes oscuros y los cuelga en la camisa negra de satín.
Su rostro se ve pálido, cansado.

Chanyeol y Lalisa comparten una mirada mientras Mina continúa directamente hacia la oficina. El pelinegro recoge sus cosas y la sigue.

— ¿Mala noche? — le pregunta al cerrar la puerta y pasarle su café diario.

— Cómo no tienes idea.

— ¿Kunpimook otra vez?

— No, fue mi padre esta vez. Pesadillas, ya lo sabes.

— ¿Estás teniendo pesadillas otra vez? — pregunta preocupado.

— Son frecuentes desde hace poco.

— ¿Cuánto?

— El tiempo que Nayeon lleva lejos de mí.

Su respuesta tajante estremece al muchacho. La mención de su nombre lo inquieta, y de repente siente que necesita abrir una ventana para tomar algo de aire. Nervioso, se acomoda el perfecto nudo de la corbata.

— ¿Todo en orden?

— Claro.

— No me mientas Park, te conozco.

— No es nada, Mina.

— Puedes decírmelo — insiste.

— Es temprano para darte un dolor de cabeza.

— Una aspirina siempre estará a la mano. Anda, dímelo.

❝𝑭𝑰𝑭𝑻𝒀 𝑺𝑯𝑨𝑫𝑬𝑺 𝑶𝑭 𝑴𝒀𝑶𝑼𝑰❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora