Capítulo 62

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El tailandés hace una reverencia. Nayeon y Mina están como piedra, especialmente la primera que observa todo sin saber qué hacer o decir.

— No sabía que usted estaría aquí también, Mina me dijo que tenía mucho trabajo, pero no la mencionó.

Su sonrisa perfecta, palabras cargadas de veneno directo hacia la japonesa.

Nayeon quiere llorar. Ella lleva pantalones cortos y una camiseta que visiblemente no es suya. Tiene el cabello apenas húmedo y el rostro sin maquillaje como si acabara de despertar.

Kunpimook no pasa ese detalle por alto y algo se enciende dentro de él.

— No sabía que vendrías — Mina rompe el silencio, tratando de mantener su rostro de piedra lo más que puede.

— Llamé algunas veces, pero no hubo respuesta, supongo que la señal por la tormenta no es muy buena.

— Así es.

— Bueno, supongo que no es problema si me quedo un rato ¿O soy inoportuno?

Sus ojos afilados directamente se dirigen a la joven coreana. Nayeon siente su estómago resolverse. Él no le agrada, no le gusta para nada ¿Qué hace en el departamento de Mina a esa hora? ¿Acaso son amigos?

El extranjero avanza un par de pasos hacia el frente, sonríe de lado cuando ve a la castaña exaltarse y pronto sonrojarse por la cercanía.
Él goza al saber que puede intimidarla.

—No sienta vergüenza Señorita Im, entiendo que usted es casi una mano derecha para Mina y seguro ha decidido ponerse cómoda, pero si desea, puedo fingir que no está usando pijama.

— Ha supuesto bien, señor Bhuwakul. Pero me parece un tanto irrespetuoso quedarme de esta manera, si me disculpa, iré a vestirme apropiadamente.

Nayeon pasa cabizbaja junto al hombre y desaparece en la habitación de Mina. Momento que el tailandés aprovecha para volverse contra Myoui.

— Así que Chanyeol.

— Cállate Kunpimook, no tienes derecho.

— ¡Tú no tienes derecho maldita infeliz! — recrimina apretando los dientes.

— ¿Infeliz? El maldito infeliz eres tú, cobarde. No deberías estar aquí, mi padre no te envió, y será mejor que no te atrevas a dirigirle la palabra más de lo debido a Nayeon, que ella no tiene la culpa.

— Ella tiene directamente la culpa. Solo mírala, como una golfa feliz, porque seguro acabas de darle una buena follada. Eh Mina, dime ¿Tu zorrita grita tan lindo? ¿Nayeon tiene unas buenas tetas? Anda cuéntame ¿Por qué te gusta tanto?

Myoui siente sus venas arder. Está a punto de darle una paliza a ese desgraciado, pero Nayeon volver en cualquier momento y no puede dejarla ver aquello.

— No vuelvas a ensuciar el nombre de Nayeon poniéndolo en tu boca.

El chico está por responderle, pero entonces una coreana vistiendo sus jeans y zapatillas aparece por la cocina. Su cabello está ahora cepillado y se ve realmente bonita. Kunpimook odia admitirlo.

— Estoy lista. Siento lo de antes señor Bhuwakul — ella se inclina en una reverencia y el hombre le sonríe.

— No es problema. Ahora sí le parece, podemos tomar algo los tres juntos, está haciendo frío.

— Preparé chocolate caliente, pero puedo darte café. No sé qué tipo de azúcares puedas consumir.

— Oh, no, el Chocolate está bien.

❝𝑭𝑰𝑭𝑻𝒀 𝑺𝑯𝑨𝑫𝑬𝑺 𝑶𝑭 𝑴𝒀𝑶𝑼𝑰❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora