Capítulo 21

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Los pasos se sienten pesados, como si caminaran en cámara lenta, sumado al hecho de que la mujer mayor parece temblar levemente. Mina lo siente, así que tan solo presiona su mano sobre la de su novia y se voltea a verla. Están dentro de la habitación, la luz natural de la tarde les permite ver el rostro contrario.

- ¿Estás bien?

Nayeon le mira a los ojos, de sus labios brota un tímido "sí" que no hace más que causar una cálida sonrisa en la menor.

- Recuerda que estás en todo derecho de frenar esto.

Le recuerda, acariciando con sus suaves nudillos una de las regordetas mejillas rosadas de la contadora.

- No quiero frenar nada - dice.

- Te necesito, Mina.

Esas palabras son como una pequeña luz verde que le permiten avanzar. Las manos de japonesa toman el rostro de su pareja y lo llevan hasta el suyo propio, se besan, soltando un jadeo de por medio por la brutalidad del beso.

Ágilmente la mayor es conducida hasta la cama y arrojada en ella, su cuerpo rebota con suavidad sobre el cómodo y blando colchón. Sharon se ubica a sus pies, desanuda los cordones de ambas zapatillas y tira de ellas para quitarlas, retira el par de calcetines blancos y continúa con los jeans. La respiración de su pareja se agita, cuando las bragas tienen el mismo destino que sus demás prendas, jadea por lo bajo, la mirada de Mina quema su cuerpo.

- Extiende los brazos - pide Myoui.

Nayeon obedece, una pequeña sonrisa asoma sus labios, se ve tan inocente de esa manera.

- Junta las muñecas.

Im hace lo pedido, entrega sus manos para los planes que su menor tenga en mente. De un momento a otro Sharon trepa sobre la cama y se sube a horcajadas sobre su abdomen descubierto, el calor que emana la piel desnuda le produce una exquisita satisfacción a la magnate.

Del bolsillo de su pantalón jogging saca una corbata gris de seda, Nayeon la reconoce al instante, es la misma que llevaba puesta el día de la entrevista. Se pregunta en qué momento habrá ido por ella.

Su mente deja de pensar cuando siente la suave y tibia tela deslizándose por su piel, una vuelta, sus muñecas se juntan, otra vuelta para asegurarlas, pasa la corbata por en medio, sus rápidas manos acaban en un lazo apretado.

Inmediatamente, le sube la camiseta, está enrollada, cubre perfectamente los ojos de su chica. El sostén no tiene tirantes, se desabrocha por en frente, Myoui siente que el destino se ha puesto a su favor con ello.

- Mina - llama la contraria con voz temblorosa.

- ¿Confías en mí?

El tono ronco estremece su cuerpo, tiene miedo, esto es nuevo para ella, nunca nadie le había hablado de esa manera, tampoco la habían atado de manos y mucho menos le impidieron verla a los ojos.

- Sí.

- Relájate, tú solo piensa que estoy aquí, solo somos tú y yo haciendo el amor.

Nayeon sonríe, eso último le gustó.

De repente sus manos son puestas sobre su cabeza, pegadas al colchón.

- No te muevas- dice ahora Mina - Mantén la manos así, ¿entendido?

Pero la castaña bajo su cuerpo está demasiado anonadada como para responder al instante.

- Contéstame.

Diablos, ese tono tan autoritario, definitivamente la japonesa no es una mujer a la que quiere hacer enfadar.

- Entendido.

❝𝑭𝑰𝑭𝑻𝒀 𝑺𝑯𝑨𝑫𝑬𝑺 𝑶𝑭 𝑴𝒀𝑶𝑼𝑰❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora