❝𝑭𝑰𝑭𝑻𝒀 𝑺𝑯𝑨𝑫𝑬𝑺 𝑶𝑭 𝑴𝒀𝑶𝑼𝑰❞

Capítulo 77

N/A: Canción sugerida para este capítulo: Helium de Sia. Pondré un símbolo ⚠️ para indicar el momento correcto de su reproducción. Disfruten.

Nayeon

Recibo una visita. Kai Myoui está en mi puerta en la mañana, otra vez llegó por el desayuno así que estamos en mi cocina mientras le sirvo café caliente y una porción de una budín con chocolate que acabo de hornear.

Se peina el cabello azabache. Está concentrado mientras come. Sus gestos son apenas expresivos.
Dejo la cafetera y me siento en el taburete frente a él. Soplo un poco de mi taza y le doy un sorbo.

— Supongo que me dirá a qué ha venido.

— Nayeon, por favor, trátame con confianza.

— Es algo difícil, pero voy a intentarlo ¿Ocurrió algo?

— No, solo he venido por un excelente budín casero. Esto es fantástico.

Ruedo mis ojos con gracia. Él levanta la ceja y sé que he visto ese gesto muchas veces.

— ¿Me rodaste los ojos?

— ¿Algún problema? O por ser mi nuevo jefe debería comportarme ahora.

Suelto una pequeña risita juguetona pero Kai no corresponde como otras veces. Eso me preocupa.

— Venía por eso mismo. Quiero hablar contigo. Nayeon, lo siento, pero he cancelado tu vuelo a Londres y la estadía.

— ¿Qué? — no comprendo lo que dice ¿Es así de fácil arruinar un plan?

— Lo siento, pero créeme que tengo una explicación.

— Debe ser muy buena porque acabas de arruinar toda mi agenda de un mes.

Frunzo el ceño. Estoy molesta repentinamente. Un Myoui. Claro, tan cretinos.

— Cancelé todo porque no irás a Londres, no seré tu nuevo jefe. Lo siento.

— ¿Y qué esperas que haga? Contaba con ese trabajo. Dios, soy una idiota.

Escondo el rostro entre mis manos.

— No debí confiar, por supuesto.

— Nayeon.

— ¡Qué!

Mi intento de exclamación molesta lo hace pegar un pequeño brinco que me causa risa por dentro. Sus ojos negros se tornan nobles y el estómago me da un vuelvo ¿Por qué me está mirando así? Es extraño, muy muy raro.

— No puedo darte el empleo porque tienes un lugar aquí. No puedo dejar que te vayas.

Mi burbuja se rompe. Me siento como si tuviese cinco años y me dijesen que Santa Claus no es real. Mi ilusión acaba de estallar en pequeños fragmentos.

— ¿Por qué? ¿Es por Mina? ¿Es por ti? ¿No crees que esté lo suficientemente lista para Europa? ¿Es eso?

— No es nada de eso. Estás lista para ir a dónde tú quieras, pero Londres no. Al menos no ahora, y te ruego que te sientes y me escuches.