Capítulo 54

459 59 6
                                    

Mina

El Millennium Hilton Seoul es conocido por ser uno de los hoteles cinco estrellas más codiciosos de la ciudad, el favorito de mi padre para pasar su estadía cuando viene a la ciudad.

Me bajo del auto, por puro descarte estoy usando un Calvin Klein con encaje francés a medida y unas sandalias altas. Dejé mi cabello suelto y apenas me he puesto maquillaje, después de todo no es una cita, solo cenaré con este imbécil y le oiré decir cosas sin sentido hasta que él considere que se ha cansado.

Al entrar al casino, visualizo a Akira en una de las mesas del centro, está rodeado de un par de hombres que ríen y apuestan entre ellos algunos billetes. Se pasan una botella de whisky escocés, fácil de deducir ya que lleva años bebiendo lo mismo y me pasó el gusto.

El crupier de cabellos rubios y rizados reparte las cartas de la baraja para una nueva ronda de Black Jack. Están tan metidos en eso que tengo que llamar la atención con un saludo un tanto entonado.

— Buenas noches.

Cuando alzan los ojos, algunos me ven petrificados, quizá es el vestido, quizá es el cabello, quizá es la fragancia a Christian Dior que llevo, o solamente tienen un gusto por las mujeres jóvenes. Uno, cercano a los cincuenta años, me devuelve el saludo y se lame apenas los labios. Asqueroso.

— ¡Oye, oye! Eres mi amigo, pero ella es mi hija y merece respeto.

Akira lo pone en su lugar, pero el de cabellos negros se encoge en su sitio y suelta una justificación banal.

— Disculpa, pero es que ha crecido tanto.

Los demás se ríen y mi padre rechina los dientes. El estómago se me revuelve, esto es tan desagradable y vergonzoso. 

— Es bueno ver que hayas venido. Ven, siéntate aquí, es seguro.

Palmea un sitio vacío junto a él, y me siento segura ya que hay una silla de por medio que me separa del siguiente hombre en la mesa. Me siento incómoda cuando paso frente a tres de ellos, puedo sentir los ojos quemando en mi cuerpo. Malditos viejos babosos.

Y cuando pienso que ya nada puede empeorar, veo que por la entrada se aproxima en nuestra dirección alguien a quien conozco bastante bien. Su caminar elegante y recto me paraliza, se quita los lentes negros que lleva y sus oscuras pupilas se entierran en mi rostro. Estoy segura de que todos pueden escucharme respirar, parezco un animal entrando en pánico. Quiero marcharme, necesito disculparme para ir al baño e irme.

Pero ya es tarde, él ya está frente a la mesa estrechando su mano con Akira y actuando tan familiar.

¿Hace cuánto se tratan de esta forma? ¿Se conocen más allá del evento?

Comienzo a conectar los puntos, todo tiene sentido, su última visita, la cercanía en la fiesta, la publicación de las fotos, ahora mi padre. Este maldito logró joderme la vida como quería, y sinceramente, no quiero admitirlo, pero un sable amargo se me instala en la boca del estómago al imaginar alguna de las múltiples razones por las que podría estar esta noche aquí.

— Señores, ¿les importaría moverse a otra mesa por un rato?, tenemos un par de asuntos por discutir — escucho que les dice.

Todos los socios se levantan sin rechistar, algunos de ellos me dirigen una última mirada de reojo para descubrir que puede haber debajo del vestido que llevo. Es realmente repugnante. Por suerte, se marchan tan lejos como pueden, aunque ahora no sé que tan bueno pueda ser estar sola entre estos dos hombres.

— Pónganse cómodos ¿Ordenan algo para beber?

Sé que no debería hacerlo, pero cuando menos me doy cuenta estoy asintiendo y mi padre chasqueando los dedos para ordenar una botella de costoso whisky. Cuando el barman aparece, nos sirve a los tres y se retira en silencio.

❝𝑭𝑰𝑭𝑻𝒀 𝑺𝑯𝑨𝑫𝑬𝑺 𝑶𝑭 𝑴𝒀𝑶𝑼𝑰❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora