Capítulo 17

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Mina

Oír esas palabras proviniendo de la boca de Nayeon, causan que un escalofrío recorra la  espina dorsal de la menor en toda su extensión.
Le mira anonadada, sin poder creer lo que hay delante de sus ojos.

— Nayeon — susurra, sus labios tiemblan al verla de ese modo.

— Creo que ya llegó el momento — dice en voz baja y calmada. —Quiero demostrarte todo lo que causas en mí.

Se acerca hasta llegar a su lado, no tiene duda en sus pasos, tampoco pena alguna cuando toma el atrevimiento de sentarse en los muslos ajenos. Para Im se siente como el cielo, tanto tiempo deseando sentir esos gloriosos músculos debajo de ella.

— Myoui, te amo demasiado — pronuncia, comenzando a acariciar suavemente la nuca de la contraria.

Cuando la mirada de Nayeon viaja desde sus ojos hacia sus labios, la japonesa se tensa, no puede ceder, o mejor dicho, no quiere hacerlo.

— Im, no lo hagas.

— Por favor Mina, te deseo.

Se miran, en los ojos chocolate parece haber dos llamas que arden con fervor. Pupilas dilatadas, la empresaria es capaz de reflejarse en ellas. Dos espejos que conectan con todo lo que siente la contadora en esos momentos.

— Tú me quieres, ¿verdad? — dice, acariciando el rostro de su novia.

— Sí.

Afirma la nipona bastante segura de su respuesta. Nayeon sonríe, y se acerca al oído de la más alta.

— Entonces, hazme el amor.

La petición es dulce, tímida, acompañada de un pequeño temblor.

— ¿Qué?.

— Te quiero, deseo que me tomes esta noche, que demuestres que esto no es un juego solo para ti.

Mina le mira, la consternación en su rostro es muy clara, está confundida, apenada, y tan solo puede decir una cosa.

— Basta.

— Tócame Mina, ámame, puedes hacerlo.

Insiste la mayor, acercando sus labios a los de la castaña.

— No Nayeon.

Su reacción es rápida, coloca sus tibias manos en la suave piel del pecho contrario, robándole un pequeño suspiro a su pareja. La aparta apenas unos centímetros, y le mira directo a los ojos, tratando de decirle de esa manera todo lo que no se atreve a soltar en palabras.

— ¿Por qué?, ¿ya no despierto interés en ti?.

No está enfadada, tampoco alterada, tan solo se siente decepcionada y un tanto dolida. ¿Es que Mina ha dejado de quererla como dice?.

— Ponte de pie — ordena.

Hablar con ella en esa situación no es para nada fácil, tener su perfecto y desconocido cuerpo tan cerca, sintiendo esa piel rozar la tela de sus ropas. Quemándola, tentándola a cometer sus más oscuras fantasías.

Im obedece, se retira, mientras que la japonesa se pone de pie y pasa una mano por su pelo, lo alborota un poco, está frustrada.

— ¿Por qué quieres esto?— Indaga.

— Porque te amo.

Mina niega lentamente.

— Tú no puedes amarme, es decir, me quieres, te quiero, pero no va más allá de eso.

El rostro de la mayor se baña de una terrible confusión, y luego pasa a mostrar los claros signos de furia. Su mandíbula se tensa, los labios se aprietan en una línea y los ojos se tornan dos perlas negras.

❝𝑭𝑰𝑭𝑻𝒀 𝑺𝑯𝑨𝑫𝑬𝑺 𝑶𝑭 𝑴𝒀𝑶𝑼𝑰❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora