Capítulo 78

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Nayeon

El timbre del ascensor suena indicando que llegué al piso. Camino y la puerta está abierta, las luces están apagadas y puedo escuchar la voz de Mina. Camina nerviosa junto al piano. Está al teléfono.

— ¡No me importa, tienes que encontrarla! Escucha Kai, salió hace tres horas y no ha regresado, hay una tormenta afuera y ella le teme. Tienes que traerla a casa.

Entonces se voltea y sus ojos me analizan, inquietos. Yo me quito el abrigo mojado y lo dejo sobre una silla.

— Ella llegó.

Cuelga la llamada y deja el teléfono sobre el piano. Su primera reacción es hablarme, pero no se acerca.

— ¿Dónde carajos estabas?

¿Está enfadada conmigo? ¿Ella es la que acaba de pasar Dios sabe cuánto tiempo con su ex prometido lunático, y está enfadada conmigo?

— ¿Te has puesto a pensar en todos los que están buscándote? Creí haberte pedido que me esperaras.

Su frustración es palpable, pero yo no me inmuto. Solo le escucho. Ahí está. La mirada gris y abrasadora.

— Pues disculpame por no obedecer tus órdenes — le respondo entre dientes —. Quizá necesitas alguien que sí lo haga.

Ella camina hasta mí. Se para enfrente con los brazos sobre las caderas. No está contenta con mi reproche.

— No me digas tonterías.

— Pues entonces no recrimines mis acciones. Tuve que salir. No sabía cuánto tiempo ibas a tardar con él.

— ¿Qué?

Y por primera vez detecto en su voz algo distinto a la ira. Trago saliva, intentando decidir qué es ¿Miedo tal vez?

—¿Dónde está?

Ella alza las cejas incrédula por mi pregunta.

— Pues no aquí, si eso piensas. Llamé al doctor Ahn. Se lo llevaron a una clínica psiquiátrica, está bajo custodia policial. Le harán análisis.

¿El doctor Ahn?¿Quién es él?

Nos quedamos en silencio y entonces se me escapan los pensamientos. No voy a huir de su mirada, así que mantengo la cabeza en alto.

— Yo no sé si pueda hacerlo, Mina.

— ¿Qué?

— Solo verte con él… —se me quiebra la voz
—. Lo trataste como a un perro.

— ¡Tenía un arma, Nayeon! — me dice exasperada—. Tuve que hacerlo y lamento mucho que tuvieras que verlo, entiendo que te asustó.

— Sí. Me asusté — afirmo —.Pero más me asustaste tú...

Sus ojos me encuentran. Intenta tocarme y yo retrocedo instintivamente. Deja caer la mano y se me queda mirando. Se le ve atenazada por el pánico.

— Nayeon, no.

— Por favor, me estás asfixiando. Quédate dónde estás.

❝𝑭𝑰𝑭𝑻𝒀 𝑺𝑯𝑨𝑫𝑬𝑺 𝑶𝑭 𝑴𝒀𝑶𝑼𝑰❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora