Capítulo 72

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Kunpimook no habla. Él está furioso. Cuando Mina fue a ducharse y logró husmear entre su agenda, descubrió que entre las juntas algo no encajaba. Ella iba a verla. Nayeon todavía no se había ido. Al saberlo le llamó a Lisa, intentó cancelar todo, pero sabía que Mina no iba a pasar de la oportunidad para reunirse con su ex amante.
Tiffany le llamó casi al instante, diciéndole que necesitaba ver a Mina ese día para buscar el vestido, una excusa que el tailandés usó a su favor para conducir tan rápido como pudo en dirección a la empresa para no dejarla escapar.

Ahora están en el auto, en completo silencio. El modelo ve por el rabillo del ojo como la chica todavía se quita las lágrimas y el maquillaje estropeado en su rostro y de vez en cuando soba su brazo. El antebrazo está rojizo, lastimado por la forma en la que él la sujetó. Entonces se siente apenas culpable.

— Lo siento. — Le dice, pero Mina no responde. Siquiera lo mira y eso ya debería ser una costumbre, pero de alguna forma solo hace que su mal genio estalle. Está molesto, muy enojado porque la mujer estuvo a punto de confesarlo todo y lo hubiese hecho si él no hubiese entrado por esa puerta.

— Dije que lo siento — repite más fuerte.

Mina se ríe, su voz sonando ahogada.

— ¿Quieres una tarjeta de felicitaciones? Maldito cobarde.

— ¿Yo un maldito cobarde? ¿Y qué hay de ti? La mujer que amas salió corriendo frente a tus narices y tú solo te quedaste ahí — suelta con veneno.

— Sabes que no puedo hacer nada — chaquea ella. Está tan enferma por el odio.

— Y es tan satisfactorio para mí. Finalmente, Mina, te tengo dónde siempre lo quise y no puedes hacer nada al respecto.

— ¿Dónde me llevas?

— Ya lo verás. Ya casi llegamos así que toma — de la chaqueta de saca un pañuelo y lo extiende para la japonesa — Limpia tu rostro y cuando lleguemos irás al baño a arreglar ese desastre. No me gusta que andes por ahí luciendo tan miserable.

Mina se muerde los labios con fuerza. Con la tela seca sus ojos con cuidado y luego agarra su pequeña cartera. El parqueadero del centro comercial es lo que ven sus ojos. El tailandés estaciona y desciende del auto. Inmediatamente, lo rodea y abre la puerta. Intenta tomar su mano, pero Mina lo rechaza y se baja por su cuenta, escuchando el portazo detrás de ella.

— Vamos a los baños. Te esperaré afuera.

Así lo hacen. Kunpimook la toma por la mano para evitar que se escape y prácticamente la arrastra a los baños más cercanos. Se apoya en la pared de afuera, aprovecha mientras tanto para hablar con Tiffany y decirle que están en camino. Cuando Mina sale minutos después, con el cabello suelto y el maquillaje impecable, el muchacho le sonríe complacido.

— Perfecta— le dice, acariciando su mejilla y volviendo a agarrar su mano con más fuerza de la debida.

Camina rápido, va casi ciego. No se detiene hasta llegar a la tienda de Christian Dior en el segundo piso. Allí dentro está Tiffany. Sentada en uno de los mullidos amoblados, charlando con una de las muchachas encargadas. Al ver llegar a la pareja, la mujer rubia se pone de pie y se acerca para recibir a la novia con entusiasmo. Sharon traga pesado y se inquieta ante la cercanía, pero de igual forma extiende su mano.

— Es un placer, señorita Myoui. Estamos felices de tenerla aquí. Por favor pase, hemos preparado todo para usted. 

Mina comparte una mirada con Tiffany. La mujer morena le sonríe, pero su mueca decae al instante en que nota el rostro afligido de la empresaria. Ella puede saber cuándo otra mujer ha estado llorando, y Myoui no parece haber derramado lágrimas de felicidad por su compromiso. Ella lo sabe. Algo ha pasado y el responsable está ahora dando vueltas por el salón.

❝𝑭𝑰𝑭𝑻𝒀 𝑺𝑯𝑨𝑫𝑬𝑺 𝑶𝑭 𝑴𝒀𝑶𝑼𝑰❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora