Capitulo 14

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Me removi un poco entre las sábanas antes de despertarme por completo. Sentía los ojos pesados, un recuerdo de la noche anterior mientras apartaba las sábanas fuera de mi cuerpo vino a mi mente

Me volví para abrazar a mi hija. Pero cuando colocó mi mano en su lado de la cama veo que no está. Y no solo eso sí no que también estába frío. Como si hace rato que no estaba a mi lado. Me levanté sobresaltada y salí de la habitación.

Cuándo llegó a la cocina mi corazón da un vuelco al ver que no estaban en ella. Comencé a desesperarme.

Corro hacia la sala de estar y me paro en seco al ver lo que tenía ante mis hijos.

No sabía si reír de alívio o llorar ante aquella hermosa escena.

Tenia a Santiago delante de mi con Gabriela en brazos enrollados en una manta miestras veían caricaturas. Se veían tan tiernos.

Gabriela fue la primera en notar mi presencia ya que se vuelve a mi para regalarme una hermosa sonrisa.

-Ya has despertado -dice santiago

Asentí.

-Por favor no vuelvas hacer eso nunca más.

-¿Hacer que? - pregunta confuso

-Llevarte a Gabriela sin avisar . Casi me matas de un infarto.

-Lo siento- se levanta del sillón para asercarse a mi.- entre a ver si estában despiertas y solo vi a Gabriela removiendose inquieta. Y como te veías tan cansada quise dejarte dormir un poco más.

-Esta Bien. Gracias. No debías haberte molestado.- tomo a Gabriela em mis brazos para darle un fuerte abrazo.

-No es ninguna molestia.

-¿Como es que Gabriela no está llorando por hambre?

-Es que yo...- titubea rascándose la barbilla- Pues le di de comer.

De seguro mi cara era todo un númerito ya que sus labios se curvan en una sonrisa.

-¿Que comió?- pregunto curiosa

-Leche.- sonrie nuevamente

-Yo no traje. ¿De donde sacaste leche?

-Del super mercado.

-Saliste tan temprano solo para comprar leche para la bebé?.

El se encogió de hombros para restárle importancia a lo que había dicho.

-Tenia que comprar unas cosas también.

-y como es que supiste prepárlo

-No es tan difícil. He visto a mi hermana hacerlo.

-Hermana? No me dijiste que tenías una hermana.

-Bueno... Hay mucho que aún no sabes sobre mi

-Asi es. . Que hora son- digo para cambiar de tema.

-Pasado de las ocho...

-Debo irme. No debía quedarme. fue un error -lo interrumpí.

Y sí, había sido un enorme error irreparable pero inevitable. ¿Cómo podía haberme quedarme en el apartamento de Santiago? Debia estar muy loca y con la mente tan nublada como para haber aceptado siquiera su invitación.

-¿Error? -espeto-.¿Entonces debi haberte dejado en donde estabas?

-Iba de camino a casa de una amiga.

Mentira. Iba a caminar sin rumbo alguno con la esperanza de que en un abrir y cerrar de ojos las preocupaciones y problemas acabarán

-Con el ánimo que tenías no parecía que ibas a desahogarte con un amiga- comentó, tranquilo.

Aunque me costará decirlo tenía razón.

-Eso no debería importarte- le dije, soltando un resoplido. No nos conocemos lo suficiente para debernos favores. solo compartimos unos cuantos besos en un momento de debilidad por mi parte pero eso no cambiaba nada.

Con rapidez entre a la habitación nuevamente para meter en la pañalera la manta de Gabriela la cual durante la noche había sacado para arroparla mejor. Santiago venía detrás de mi.

El ambiente comenzó a sentirse asfixiante.

Arquee una ceja, cuestionando.

-¿Por qué estás haciendo esto Santiago? No me gusta deberle favores a la gente. No tenías por qué hacer nada por mi. De hecho, no debiste involucrarte en mis asuntos.

Santiago se mostró pensativo unos segundos antes de clavar sus ojos azules en los míos.

-Solo tenía la impresión de que si te dejaba sola ibas a cometer una tontería, eso es todo.

-¿Tontería? ¿Cómo qué? -inquir curiosa- Iba a la casa de una amiga...

¿Qué tan patética me mostré ayer para que pensara eso de mi?

-El suicidio es muy común estos días; y parecías estar uyendo de tu casa.

Esbocé una sonrisa incrédula. No quería estar en casa, pero eso no era el verdadero problema.

Unidos por el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora