Capítulo 41

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Días después...

Me levanto del mueble al ver a Santiago llegar hasta mi el cuál me ve fijamente.

-Te ves hermosa - dice cuándo se detiene frente a mi.

-Gracias, tú también te ves muy bien.

Él sonríe y pasa una mano por mí cintura luego me acerca a él y me planta un beso que me deja alucinando.

- Mejor vamos antes que me arrepienta de invitarte a salir y decida quedarnos en el departamento.

Sonrei.

Entrelaza nuestras manos y caminamos a las puertas del ascensor, él aprieta el botón para llamarlo y yo aún no bajo de las nubes donde me monte al sentir sus labios sobre los míos y al escuchar sus palabras.

Era fin de semana y su madre nos había animado a salir asegurando que Gabriela estaría bien cuidada con ella. Sabía que podía confiar en ella asi que acepte salir con Santiago.

Esa noche me llevó a cenar en un bello lugar y luego me llevó a ver un estanque de tortugas.

El lugar se ve hermoso y la luz de la luna le da un aire tan romántico, caminamos un rato tomados de la mano y luego nos devolvimos al departamento.

-¿Te gustó el paseo?- me pregunta mientras se quita su chaqueta y dobla sus mangas hasta los codos.

-Si, siempre quise ir a ese lugar - le contestó mientras veo como se desabotona los tres primeros botones de su camisa dejando a la vista su muy bien trabajado pecho.

-¿No íbamos a casa de tu madre?

-Si. Pero tenemos otra cosa por hacer antes de volver.

-¿Tenemos?

Asiente. Y yo con mi boca forme una "O" al entender sus palabras.

No estaba hablando énsério. ¿O si?

El camina hasta posicionarse frente a mi, luego sube sus manos una la coloca en mi cintura y la otra la sube hasta mi mejilla, pasa sus nudillos por mis pómulos muy delicadamente, lo veo sonreír.

- No sabes cuanto me encantas- al escucharlo actuó por instinto, me acerco más a él y me paro de puntas hasta unir nuestros labios.

El beso comienza muy suave y dulce cargado de muchos sentimientos, pero luego pasa a ser desesperado, mis manos viajan a su pecho y empiezo a desabotonar los botones de su camisa, luego paseo mis manos por su firme pecho, él detiene el beso y une nuestras frentes.

-Te deseo Rocío -dice con una voz muy gruesa mientras respira algo acelerado.

Lo beso en la comisura de los labios y el sin perder el tiempo estampa sus labios contra los míos, se forma una guerra campal entre nuestras lenguas, siento sus manos recorrer mis cuerpo hasta llegar a mis muslos, sin esfuerzo me levanta y yo enrollo mis piernas en su cintura, luego camina hasta su habitación, me deja en la cama, y unas débiles luces llaman mi atención y me obligo a alejarme de Santiago, abro mis ojos sorprendida al verme rodeada de velas y pétalos de rosa rojos.

¡Oh por Dios!

Una melodía que no note al entrar suena débilmente en toda la habitación, miro a Santiago confundida, el recorre mi mejilla con la yema de sus dedos.

-Es una sorpresa para mi hermosa novia.

-¿Y que pasaba si no venia?

-Te hubiera ido a buscar-dijo riendo.

-Eso hubiera funcionado- admití.

Se acerco a mi y me comenzó a besar nuevamente, sus manos viajaron por mis muslos produciendo ondas de electricidad desde mis dedos del pie hasta mi cabello, inconscientemente mi cadera se elevo por un segundo y pude sentir un gruñido por su parte, mis manos encontraron los botones de su camisa y desabotone uno, luego otro y otro y otro, y no tardo en caer, dejando a la vista el hermoso abdomen esculpido de Santiago, sin temor alguno recorri cada linea de sus bíceps de arriba a abajo, en unos minutos mas el hizo desaparecer mi vestido, me encogi al verme tan expuesta, trate de taparme con mis manos pero el en cambio solo las saco y las beso.

-Eres hermosa Rocío-susurro roncamente sobre mi oido.

Sus besos vagaron por cada parte de mi cuerpo,  al Igual que sus manos.

-Dime si quieres que pare, si necesitas que vaya más lento.

Yo asentí ansiosa.

Nuestros cuerpos se posicionaron y antes de que nada ocurriera yo estaba segura de que ambos encajarían a la perfección una vez más.

-Iremos lento al principio... No quiero lastimarte-susurró y dejó un beso rápido en la punta de mi nariz.

Asenti una vez más aunque presa del deseo apenas y registraba lo que oía.

Él separó mis piernas y se posicionó sobre mi entrada.

Al sentirlo ahí, abri los ojos asombrada y al mismo tiempo no pude contener un gemido.

Él descendió de nuevo sobre mi boca y le respondí el beso de tal manera sintiendo como se hundía en mí. Ingresando despacio

El roce, la fricción...se sentían tan bien...

Hubo algo de ardor, un ligero dolor poco después pero todo era tan satisfactorio... Santiago no dejaba de preguntarme cómo me encontraba, si necesitaba que parase o algo.

-Solo...sigue - dije como pude.

Él comenzó con un vaivén lento, poco a poco acelerando. Mordí mis labios para evitar gemir. Aveces me sentía insegura.

-Nena no te contentas- dijo sin parar con sus movimientos.

Lo mire fijamente por unos segundos y el sonrió.

-Quiero escucharte.

Mordi mis labios una última vez, para después cerrar los ojos y dejarme llevar por las sensaciones que sentía.

Deje escapar varios gemidos y jadeos sin vergüenza alguna en cada arremetida baja la atenta mirada de Santiago. Sus embestidas se volvías fuertes y profundas. Me besó en los labios, causando que gemidos se ahogaran en muestras bocas.

Nos aferramos a nuestros cuerpos de una manera inexplicable llegando al climax. 

Que bien se sentia tenerlo a él. A Santiago. Desde que estuve con Victor jamás quise intentar salir con alguien más por miedo a que me lastimaran y menos sucumbir a tales tentaciones. Sabia que estaba mal tener intimidades antes del matrimonio como se debe  pero Santiago, me hacía sentir algo nuevo y diferente. Algo único.  Me hacía sentir tan segura entre sus brazos.

Confíaba plenamente en el. Sabia que no sería capas de lastimarme. O engañarme como lo hicieron en el pasado. Por eso estaba dispuesta a entregar mi corazón... he intentarlo una vez mas.

-Te amo Santíago...

Unidos por el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora