Narra SantiagoSu sonrisa me descoloco por completo Sobre todo al verla llevar sus manos hasta mi pecho desnudó.
El estar entre sus piernas y sentirme preso por ella, me dan el valor para expresarme. Estaba seguro que está mujer, es con la que quiero despertar a mi lado el resto de mis días.
-Deja convertirme, en tu todo, quiero ser tu mundo, por que tu... Ya eres el mío Rocío.-Sonríe de esa forma tierna que me hace tomar una fuerte bocanada de aire-. Te amo, nena. Y no me importa qué nuestro hijo te haga cambiar cada día. Aún así te seguiré amando con la misma fuerza.
Busco sus labios sin dudarlo. Aunque tengo hambre de ellos, los míos son cautelosos y sensuales al besarla.
Se remueve un poco, y yo me apegó más a ella haciendole separar más sus piernas permitiéndole sentir lo duro que me tiene.
Un gemido sale de su boca al sentirme y sus caderas se balancean hacia delante para tener más de mi dureza. Gruño en respuesta, y aumento el beso devorando sus labios con ansias está vez.
La calidez de su aliento, con la suavidad de sus labios humedecidos, casi me hacen perder el control. Pero necesitaba más, necesitaba todo de ella. Mi lengua busca la suya, y la encuentro, vaya que la encuentro.
Su suavidad, hacen que cada roce, no sea suficiente. Cada vez que su lengua se frota con la mía, es sólo un desespero por buscar el saciarme de una jodida vez. Nuestro ritmo aumenta, ella ladea su rostro y yo el mio, en busca de ir más profundo, tanto que nuestros dientes, chocan en tal desespero.
Mis manos, buscan acariciar su cuerpo y como un imán, van directo hasta su voluptuoso pecho que últimamente esta mas grande de lo normal para presionarlo con suavidad.
Baja el ritmo de su beso, para apartar se un poco. Lleva sus mano a mis mejilla observando mis pupilas dilatadas con tanta devoción que temo algún día no tener más esa mirada.
-Yo, te amo a ti, Ribeiro...
Dejo un beso en sus lábios, subiéndome pleno ante su respuesta.
Tomo en brazos a mi morena tomándola por sorpresa, obligándola a que sus piernas se abracen a mi cintura.
Avanzo con ella en brazos, hasta la cama que se encuentra a pocos metros de distancia. Mi boca no pierde tiempo en besar la montaña de sus pechos desnudos.
Me siento en la cama colocándola a horcajadas sobre mi, su boca busca la mía con desespero y sus manos acarician mis mejillas para acercarme más a ella.
Mis dedos acarician sus brazos hasta llegar a las finas tiras de su camisón y bajarlos con solo la yema de ellos. Los tirantes caen por sus brazos, dejándome a las vista la aureola de sus cenos. Separo mis labios de los de ella y sonrío triunfante ante mi gran hazaña.
Echo mi espalda hacia tras para liberarla un poco, dejando espacio suficiente, para quitar aquella pequeña prenda de cuerpo. Y nada más el hacerlo, es lanzado fuera de mi vista.
Casi hipnotizado, llevo las palmas de mis manos completamente abiertas, a cada uno de sus senos, masajeando la redondez que tienen y lo perfecto que encajan en mis manos.
Hago un poco de presión en ellos, para tenerlos fijos ante la llegada de mi boca para saborearlos. El pequeño cuerpo de mi mujer se contrae al sentir lo húmedo de mi lengua rozar sus pezones. Aprisiono uno de ellos, entre mis labios y tiro de él, ayudándome de la prisión que tienen entre mis manos. Escuchó escapar un gemido de sus labios.
Sonrío antes de ingresar por completo su seno derecho, dentro de mi boca. Chupando, lamiendo y succionando con firmeza. Ese acto amenazan con enloquecerme.
Lleva sus manos entre mi pelo, y tira del hacia ella en busca de que en mi boca entre más de ella.
Yo por mi parte, tengo que mantenerme tenso, controlando los impulsos de mi amigo, cada vez que se contrae.
-Lo siento nena. No puedo más, Te necesito.- digo mi voz sonando más ronca de lo normal.
Ella me da el pase libre removiendo sus caderas sobre mi miembo erecto para luego alejarse un poco para sacarlo de sus escondite sin ningún problema ya que el short de dormír se lo permitía.
Suspiro al sentir sus manos masajear mi miembo con suavidad. La invitó a levantar un poco sus caderas y como no temia pantalón Introduzco unos de mis dedos en su interior haciendola soltar un gemido y arquear la espalda en busca de más. Estába tan húmeda. Y sus gemidos me ponían a mil.
Sin esperar más, guio mi pene a su entrepierna introduciéndome poco a poco en su interior. Suelta un pequeño quejido que me hacen detener mis movimientos.
-¿Te duele?
Asiente
-No pares por favor.
Esa jodida afirmación me bastaron para perder el control.
-Lo siento nena.
Me disculpo por mí siguiente acto
Aseguro sus caderas adentrandome en su interior por completo de una sola estocada.
-!San!- la escucho quejarse y no me muevo al instante para darle tregua a que se acostumbre un poco a mi tamaño y al dolor para empezar a mover mis caderas. Sintiendo como su estrechez resivia mi anatomía me hacía sentir en éxtasis total.
Comencé a mover mis caderas mientras mi nena seguía mi ritmo. Lo hize lento y firme, ganándome un quejido lastimero de su parte miestras se aferraba más a mi con sus brazos haciéndome sentir una contracción de sus paredes internas haciéndome gemir como un condenado
Busco sus lábios com desespero comenzando a buscar un ritmo en las embestidas. Un par de segundos después ya lo tenía; lento pero firme. Tocando su clítoris con la base de mi miembro en cada estocada. Quería que ella disfrutara todo, cada segundo, cada toque, cada arremetida en su interior; así como yo lo estaba disfrutando.
Sus gemidos me dejaban claro que estaba disfrutando justo como quería que lo hiciera y escucharla me tenía al borde. Sentia como mi pene crecía dentro de ella, más y más grande, si era posible.
Su respiración se volvió errática, al tiempo que aumentaba el ritmo de mis caderas. Sintiendo el interior de mi nena contraerse. Al tiempo que empezaba a sentir un hormigueo en mi interior dándome a entender que me correria ponto. Y así fue.
Mi nena se sacudió y jadeó:
-San...
Para seguidamente correrse al tiempo que yo atrapaba sus senos con mis lábios. Dejándome ir soltando un gruñido de satisfacción al llegar al clímax perdiendo el norte por un par de segundos.
Sentia como mi semilla, llenaba su interior, era tan satisfactorio, que eso me causo otra pequeña ola de placer
Quedamos respirando agitados. Nuestros pechos subían y bajaban con excitación mientras ella atrapaba mis labios y tomaba mi mano en un gesto que me pareció de lo más increíble y tierno.
¿Cómo es que el destino había arrojado a una mujer tan hermosa en mis brazos?
<<Rayos como amo a esta mujer>>
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Holaaa amores. Desculpen lá espera. No, he tenido tiempo en estos dias y se me hace un poco complicado actualizar en el trabajo. Muchas gracias por leer. Desculpe los herrores ortográficos...
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Unidos por el destino
RomanceTras haber dejado su país natal, Rocío llega a la cuidad de Brasil uyendo no sólo de su dañina relación si no en busca de algo mejor. Un empleo, un Nuevo comienzo y paz mental. Tres meses después de haber trabajado en varios locales con un pequeño...