Capítulo 57

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Narra Rocío

El día sábado llego y con ello día de iglesia. Desidida a no faltar me aliste junto con mi hija y nos fuimos a la iglesia.

Teníamos casi una hora de servicio cuando empezé a sentir los molestos cólicos nuevamente . Al pasar los minutos me sentía cada vez más cansada y mis ojos serrarse poco a poco mientras sentía como el dolor en mi vientre comenzavan a inquietarme

Le di mi hija a Kelly para que me la sujetará y fui al baño para cambiarme. Ya que imagine que podría ser mi periodo. Pues hace días que tenía esos pequeños dolores, acompañados de pequeños sangrados.

Y justo por esa razón Como no he sentido bien últimamente tuve marcar una consulta en la clínica para el lunes. Ya que me estaba empezando a preocupar el echo de qué me he mareado varias ocasiones y ya me había echo una segunda prueba de embarazo y esta habia salido negativa. Así que no sabía que había de mal en mi. Y el no saber era lo que me tenía preocupada.

Desde el embarazo de Gabriela me bajaba el periodo iregularmente y me dejaba unos dolores tan fuerte que tendía a bajarme la tención

Como llevaba algunos días con ese dolor en el vientre, había ido preparada con toallitas diarias.  Me coloco una antes de empezar a manchar nuevamente y subo al servició. Sin embargo, el dolor aumentaban con cada segundo que pasaba... Sentía como si un camión me estuviera pasando por ensima. Me sentía horrible. No lo aguantaba. Le dije a Kelly que sosteniera a Gabriela nuevamente pero una muy extraña y tortuosa punzada en mi vientre no me dejó levantar para entregársela

-¿Rocío estás bien? - pregunta Kelly alarmada.

Negue con la cabeza.

-Tengo más de una hora con unos cólicos horribles- Instantáneamente Kelly tomó en brazos a Gabriela

-Porque no me habias dicho nada- me reprende con clara preocupación.

-Pence que iba a pasar.. Pero ya vi que no...-esto no era normal , y  me estaba comenzando a asustar - ya tengo dos semanas con ese dolor pero ahora está empeorando. -Gemi de dolor.

-¿Que tienes Rocío? ¿Que pasa?- pregunta Kelly casi al borde de la histéria.

No pude reponder, millones de emociones se estaban Empezando a acoplar en mi pecho, miedo dolor , preocupacion, pegue la cabeza del espaldal de el banco que estába frente a mi y comencé a respirar entre pausas para calmar el dolor. Y poder responder.

-Mi... Mi vientre.. - intentó decir. Lágrimas salieron de mis ojos mientras sentía algo caliente descender por mi entre entrepierna.

- Rocío me estás asustando, vamos a tener que ... ¡Estás sangrando!

Y fue lo último que había logrado escuchar ya que de repente todo se había oscurecido por completó.

*******
Narra Santiago

Cerré mis ojos frotando el puente de mi nariz; tome mi teléfono, buscando el nombre de Rocío y marque. Pero como cada vez que lo hacía, no salía la llamada. Aún me tenía bloqueado.

Me sentía un imbécil. no me atrevía a buscarla en estos momentos. Pero necesitaba saber cómo estaba.

Sabia quien podía darme esa información. O al menos lo intentaría. Imagine lo que se vendría al estar frente a frente con el. Así que resignado, salgo del restaurante en mi auto rumbo a donde trabaja Alex; ya era hora de enfrentar esto.

Al llegar, me acerco hasta la puerta con la intención de tocar, pero la voz alterada de Henry me detiene.

- ¡¡No juegues!! Eso no puede ser cierto- junto mi entrecejo, al escucharlo tan preocupado - dime que está bien - mi pecho se aceleró en clara alarma.

- Te puedes calmar - la voz de Alex no se escuchaba mejor que la de él - ¿Crees que yo no estoy preocupado por ella?- un mal presentimiento me atravesó.

Con rapidez alargue mi mano para abrir la puerta del despacho. En cuanto entre; Alex abrazaba a Giselle, quien se encontraba roja de tanto llorar. Henry al verme pasó una mano por su nuca, mientras mi amigo soltaba a su esposa y se lanzó sobre mi dándome un golpe en mi mandíbula, haciendo que retrocediera por el impacto.

Sabía que él moría por hacer esto, y también sabía que hasta que no lo dejara desquitar su enojo contra mí; seguiría con esa  actitud. No me defendí, no metí mis manos para evitar otro golpe que se estampo en mi abdomen.

- Como pudiste permitir que esto pasará. Se suponía que ibas a cuidarla. Si algo le sucede te juro que se me olvidara de que eres como mi hermano - gritaba furioso, mientras yo solo me ajustaba mi chaqueta y limpiaba con el dorso de mi mano la sangre que salio de mi labio, mientras lo observo sin comprender de qué me estaba acusando.

- ¡Por Dios Alex te puedes controlar!- Giselle hablaba desesperada- no es el momento para jugar a los golpes - se colocó entremedio de los dos mientras Henry solo nos observaba - ahorita la prioridad es Rocío - ¿Que? al escuchar el nombre de esa mujer; mi ritmo cardiaco se detuvo y lo demás comenzó a importarme poco.

- ¿Que rayos dijiste? - avance hasta ella - ¿Que le sucede? - los ojos de Giselle me miraban con reprobación; como todos últimamente - Rayos Giselle habla de una vez.

- Que por tu culpa, y tus estúpidos celos absurdos; Rocío esta en el hospital.

Al escuchar eso, miles de emosiones llegaron a mí; miedo, desespero, angustia e impotencia. Mi cuerpo quedó paralizado, no podía creer lo que estaba escuchando,

-No, eso es imposible.

-Es verdad. Estábamos en la iglesia cuando Kelly y su esposo se la llevaron a urgencias  -mi cuerpo comenzó a temblar, esto debía ser una broma.

-¿En cual hospital está? necesito verla... - estaba desesperado

- En el Joventina Díaz- No, no, no, no... ¡Rayos!.. ¡No!

Mi pecho comenzó a latir de una forma exagerada, Rocío estaba pasando unos días difíciles; comenzando conmigo y ¿Ahora esto?. En estos momentos me odiaba mucho más por ello.

- ¿Que sucede amigo que sientes al saber cómo se encuentra ? - hablo Alex burlón - pues ahora comprendes cómo nos sentimos nosotros al verte- apreté mis puños- Estoy seguro que alguna canallada hiciste cuando fuiste a verla-  mostró su desilusión por mi-¿Sabes que ya la perdiste verdad?, que aunque te arrastres a ella; dudo mucho que te perdone - esas palabras me dolieron y no pude evitar el tragar en seco.

Sin esperar nada más me dirigí a grandes zancadas; casi corriendo hacia los elevadores. Esto no podía estar pasando, ella tiene que estar bien. Rocío tiene que estar bien.

- ¡San! - gritó Henry, pero en pocos segundos ya estaban tras de mí, tanto él como Alex.

El nada mas salir del elevador, avanzamos a toda prisa hasta mi auto. Henry al ver mis intenciones de manejar, me detuvo. Pero me solté de su agarre, necesita llegar, algo me decía que no estaba todo bien.

Todo me sucedía como en cámara lenta, esquivaba los autos, sintiendo cada vez más lejos mi destino. Escuchaba como Alex le avisaba a mi madre.

En cuanto el Hospital apareció en mi campo de visión, acelere mas intentando terminar con esta incertidumbre, necesitaba verla, necesitaba saber que está bien, necesitaba besarle y decirle lo importante que es para mi.

Detuve el auto frente al Joventina bajando a toda prisa con los chicos tras de mi. Me adentro con desespero para pedir información de mi chica.

- Necesito saber de la señorita
Rocío Santana - pregunté a la enfermera quien al vernos se quedó observandonos.

Unidos por el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora