Capitulo 26

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Santiago manejo mientras tarareaba una canción que no conozco, las calles están brillando cual cielo iluminado por estrellas, y las luces navideñas en los árboles y postes de luz, amo esta época, me duele pensar en mi madre, en que no estará con nosotros este año dada la distancia

Me duele pensar que la navidad pasada, me sentía sola y triste. Al ver que todos estában emparejados excepto yo. Para ese entonces, mi Gabriela aún estaba con cinco meses en mi barriga.

Perdi toda la confianza en mi misma, pero ahora recupere algo de eso, no se con exactitud el que, pero creo que es por como santiago me trata.

Sim embargo no dejo de pensar en las palabras de mi hermano. Siempre que me daba unos de sus sermones, decía que ningún hombre cuida hijo que no es suyo.

Y eso hacia que sintiera más desconfianza de algunos hombres y la misma razón la cual me hizo crear un muro contra cualquier sentimientos. Si un hombre no era capaz de tener un poco de afectó por mi hija entonces no los tendría por mi. 

Y ahí volvemos a lo mismo de siempre. ¿Santiago después de tener relaciones conmigo se irá? ¿quien soy yo para el? Cuando se aburrida de nosotras?

Dos horas después, Santiago detiene el auto en un enorme portón negro. Vi que tecleaba algo en su teléfono y minutos después la puerta se habría dejando ante nosotras una enorme casa de dos pisos. De colores claros muy moderna y extremadamente hermosa.

-Wao.- fue lo único que logré decir.- ¿estás jugando?- me vuelvo hasta el. 

-Rocío.. escucha. Hay algo que quiero decirte...

-¡tenemos que hablar de esto! - digo mirando a  mi alrededor- ¿santiago, eres rico?

-Ahm...- mira para otro lado. perecía... Incómodo- Ahm...solo hay... dinero en la familia . Ya sabes buenos empleos... Es complicado nena. Mejor vamos a dentro ¿ si.?

Resopló.

-Está bien.

Cuando Santíago apago el motor me obligue a mi misma a salir del vehículo, el tomó a Gabriela en brazos. Estaba empezando a adoptar esa costumbre. Y eso me estaba empezando a gustar.

 A medida que nos acercábamos sentía como los nervios en mi interior iban creciendo y mi agarre se hizo mas fuerte en la mano de Santiago.

-Estamos a tiempo de irnos, sabes eso- dijo pero negué con la cabeza.

-Solo pienso que no les caeremos bien o quizás diga algo estúpido.

-Les caerán bien, de todos modos no me importa lo que ellos piensen Rocío.- me aserca un poco a él y deja un leve beso en mis labios. Lo mire un poco sorprendida.

-¿Y eso?

-Un calmante para los nervios- Sonríe, niego con la cabeza curvando mis lábios en una sonrisa- Entremos. 

Unidos por el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora