Cómo todos los días, esperaba a que Santiago viniera a recogerme. Pero ese día al parecer llegaría un poco más tardé. Era viernes y me tocaba cerrar el local así que espere que los pocos clientes que quedaban se dispersaran para hacerlo.
Me senté en una de las mesas a esperar a Santiago mientras le respondía el mensaje y mandaba otro para Mabel.
Pasaron unos quince minutos aproximadamente mente cuando escucho mi nombre en una voz muy familiar.
Levanté la mirada del teléfono y quede en shock al ver que esa persona me miraba también con el ceño fruncido.
-Hola- dice
-¿Víctor?
-¿Que ya no me recuerdas?
-Claro, dejaste una marca para toda una vida.
- ¿Marca?
- Tu hija
- no me aserque para discutir. - se sienta frente a mi- ¿trabajas aqui?
Asentí.
-¿podemos hablar ? Claro si es que tienes tiempo. No vaya a ser que tu marido llegue de momento nos vea y piense mal
-Tu y tus lindesas. - sonreí sin ganas- Tienes una extraña forma de preguntar las cosas.
-No te pongas pesada....
-Haber Víctor tu y yo no somos niños y dime qué es lo que quieres para que te termines de largar de una buena vez.
- Donde está la niña.
-La dejé con una amiga. Y esa niña tiene nombre.
-Es que no me lo sé.
Suspiré para no mandarlo al carriso. La verdad era que me sorprendió los pocos minutos que llebabamos hablando sin discutir.
-Ya te lo había dicho
-Lo olvidé- dice y no veo en sus ojos ni un ápice de culpa. ¡Idiota!
-A todo ésto aun me sigo preguntando.. ¿porqué lo hiciste.? ¡Sabes todo lo que tuve que pasar sola para sacarla adelante!
Cuestione frustrada.
-Estoy claro en eso. pero tenía que irme entiéndeme un poco.
Moví mi cabeza en negativa.
-No, no te entiendo. Porque tú no me entendiste a mí. No te importo absolutamente nada. Te fuiste y nos dejaste a la deriva, aún sabiando que yo estába desempleada. Yo no me embaraze sola ¡y ahora quieres justificarte! Por Dios. Tu cinismo es increíble.
Espete furiosa.
-¿Que querías que pensara cuándo llegabas tardé a mi casa?
-¡Victor yo trabajaba! - espeté enfadada- Y eran 30 minutos de ida a mi casa y 30 minutos más para la tuya. A excepción de ti.
-Eso no te...
-¡Santiago! ¡Detente!
No supe de donde había había aparecido porque todo ocurrió muy rápido, en cuestión de segundos un desenfrenado Santiago había golpeado en el rostro a Víctor, haciendo que éste último cayera al suelo estrepitosamente.
- ¡No te quiero serca de ella imbécil!
Tomé a mi novio de uno de sus brazos, tratando asi de evitar otro enfrentamiento entre ambos.
-Será mejor que te marches Víctor.
Víctor se levantó del suelo y limpió con el dorso de su mano la sangre que empezaba a brotar de uno de sus labios, a pesar de eso, una sonrisa burlesca apareció en su golpeado rostro, a Santiago aquello no pareció agradarle en lo absoluto.
-¡Infeliz! ¡Borraré esa estupida sonrisa de tu asquerosa cara ahora mismo!
Prácticamente me arroje a los brazos de Santiago y lo amenace.
-Sueltame Rocío
Ordenó el con voz ronca.
-¡Calmate Amór¡ ¡Deja que se vaya! ¡Por favor!
Víctor permanecia perplejo mientras yo sujetaba a mi novio con todas mis fuerzas.
¿Por qué no se iba de una vez por todas?
Una guerra de mirada se desató entre ambos.
Finalmente Víctor empezó a moverse y antes de marcharse dijo:
-Yo la verdad no tengo y nunca tendré nada que ver con esa niña.
Y se marchó. Suspiré tratando de calmar la rabia ante aquellas palabras. Santiago se soltó de mi agarré con gran enfado.
-¡Porque me detuviste!
Santiago empezó a caminar de un lado al otro.
-Santiago calmate yo solo no quería un escándalo aquí.
Me acerqué hasta el y tomé la mano con la había golpeados a Víctor.
-¿Que hacías hablando con ese imbécil ?
Cuestionó casi rugiendo.
-Al parecer vino sin saber que trabajo aquí y se me acerco para hablar.
Su puño estaba bastante enrojecido.
-¡Sueltame!
Exigió quitando su mano con violencia, me lanzó una mirada de odio y con extrema rapidez se alejó de mi.
-¡Espera Santiago! ¿A dónde vas?
Mi corazón latia a mil
¿Estaba molesto conmigo?
¿Pero yo que hice?
-Necesito respirar aire fresco.
Respondió a la distancia pero como pude corrí hasta el para alcanzarlo y le grité.
-¡Yo ire contigo! ¡Esperame!
Camine hasta él presurosa tratando de darle alcance y cuando finalmente llegué hasta él, se detuvo para girarse y mirarme con extrema frialdad.
-No, quiero estar solo ¿Es mucho pedir eso?
Cuestionó arrogante.
-No irás a ningún lado asi, en ese estado.
Meti mi mano derecha dentro de los bolsillos de su pantalón y con suma rapidez saqué las llaves de su auto.
-Dame las llaves Rocío.
Observé como cerraba los ojos debido al gran enojo que parecía sentir.
-Si las quieres ¡Quitamelas pues!
Metí las llaves dentro de mis pechos dejandolas caer un poco más abajo, casi en mis partes mas o menos, nada higiénico lo sé, pero no se me ocurrió otro lugar en ese momento.
Santiago levantó una de sus cejas y sonrió ligeramente para luego acercarse mas a mi, me iba a meter la mano pensé.
-Siempre tengo mas autos nena.
Susurró cerca de mi oído dejándome un tanto aturdida, olía extremadamente bien.
Espera.. ¿que?¿Más autos?
Lo vi alejarse nuevamente, está vez saco su celular y lo vi hablar con alguien del otro lado de la línea telefónica, estaba por abrir la puerta del local.
¡Detenlo Rocío!
¡Piensa en algo, piensa en algo!
-¡Alto ahi! Si decides irte esto...esto se acaba
Tonta...
Automáticamente Santiago se detuvo pero sin girararse hacia mi, ya que estaba de espaldas.
Mi corazón latía desbocado, haberle dicho eso había sido algo muy estúpido.
Sin más preámbulos mi novio abrió la puerta y se largó.
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Unidos por el destino
RomanceTras haber dejado su país natal, Rocío llega a la cuidad de Brasil uyendo no sólo de su dañina relación si no en busca de algo mejor. Un empleo, un Nuevo comienzo y paz mental. Tres meses después de haber trabajado en varios locales con un pequeño...