Narra Santiago
¡Tres dias! Que no la veo desde aquel estúpido encuentro y eso me está volviendo loco. Y mientras más Intento asercarme a ella. Cada vez se aleja mas de mi
-Te dije que eso pasaría- dice mi madre caminando de un lado a otro. Hace un buen rato que tenía dándome unos de sus sermones.
-Madre eso no ayuda.
-Bueno mi vida, te abverti muchas veces que le dijeras la verdad.
-Iba a hacerlo ese día. Pero quien iba a imaginar que ellas estarían justo en ese mismo lugar.
-Son cosas del destino cariño. Siento tanto que estés pasando por eso . Pero ya te lo había dicho antes. Y no me escuchaste. Tuviste muchas oportunidades y no la aprovechaste.
Suspire cansado. Y pase una de mis manos por mi pelo con frustración. Tenía razón. Siempre la tenía.
Le enviaba más de 20 mensajes por día y tulipanes a su casa. He intentado hablarle de muchas maneras pero se rehusaba a seder.
******
Me senté en la esquina de mi sofá, y alargue la mano para tomar mi portátil y colocarla frente a mi. Ahora lo que más me preocupaba y mantenía un poco tenso, era lo qué Henry me había comentado hace pocos días. Y siendo sincero conmigo mismo, el solo imaginar a Rocío embarazada, como madre soltera nuevamente; me afecta de una forma que es muy nueva para mi.
No sabía cómo manejar aquella información o del por qué me afectaba tanto a tal grado de mantenerme distraído y un poco distante con mi familia.
Me ayudó mucho el echo de que mi madre iría verla. Y desidimos ir juntos. Al principio se opuso. Pero le dije que podría ser peligros andar sola por esos lados. Y finalmente aceptó.
En cuanto vi a Rocío tan pálida, y un poco mas delgada; me alarme a tal grado que mis ganas de besarla, abrazarla , pasaron a segundo término.
- Un dólar por tus pensamientos - esa voz, la podría reconocer hasta en mis peores pesadillas.
Levantó la vista hacia la entrada de la sala. En el marco de la puerta se encuentra recostado casi una copia mía; o mas bien dicho de nuestro abuelo de quien heredamos sus genes. Si no fuera por ese pelo largo y a mi tono de piel que es un poco más clara que la de él, muchas personas nos confundieran con facilidad.
- ¿Que haces aquí?- mi sonrisa no cabía en mi rostro; el ver a Yosep, era una de las mejores cosas que más deseaba. Ese idiota era más que mi primo; era un hermano para mi. Me puse de pie para encontrarme con él, quien ya avanzaba hacia mi.
- Vaya con ese recibimiento, me dan ganas de venir más seguido - siguió mi broma-no esperaba menos de ti- nos dimos un abrazo con un par de palmadas en la espalda, demostrando el gran cariño que sentíamos el uno por el otro y el gusto de vernos nuevamente.
- Si avisaras que vendrías; mi reacción no sería la misma, eso tenlo por seguro - sonrío a mis palabras.
- Eso le quitaría el encanto - nos separamos - además me gustan los recibimiento que me dan la tía Dina y ni Nicole cuando llegó sin previo aviso - rodé los ojos por ello, eso es verdad; esas dos se vuelven locas cuando Yosep está aquí.
-Tal vez te crea- le ofrecí asiento, mientras yo le servía un trago - pero esa cara de no haber descansado bien en varios días; te está delatando - se veía peor que yo, con respecto al estar agotado de problemas- asi que habla de una vez - me acerque y le entregue su copa, para después sentarme frente a él, suspiró negando.
Era impresionante el gran parecido que tenemos, mi madre se derrite de amor al vernos juntos.
- Necesito descansar unos días, o cometeré una locura- dio un trago a su copa, para después colocar el vaso en su frente. Al parecer lo frío del hielo lo relajaba. Duramos casi una hora y media hablando de nuestros problemas y poniéndonos al día
- Anda dejemos los problemas a un lado- me puse de pie - preparare algo para cenar. Si hubieras llegado unas semanas antes te hubiera presentado a alguien- me miró curioso.
- Así que estábas saliendo con alguien- levantó una ceja- cuando hable a el restaurante me dijeron que no habías asistido, asi que vine directo aquí - sonrió de lado- pero no me imagine encontrarte en pijama a las dos de la tarde.
- Agradece que no llegaste un par de semanas antes - le reste importancia avanzando hacia la puerta con Yosep tras de mi.
- Nunca me decepcionas, nuestro abuelo estaría orgulloso de sus nietos - reimos por ello
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Unidos por el destino
RomanceTras haber dejado su país natal, Rocío llega a la cuidad de Brasil uyendo no sólo de su dañina relación si no en busca de algo mejor. Un empleo, un Nuevo comienzo y paz mental. Tres meses después de haber trabajado en varios locales con un pequeño...