Capitulo 30

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Un par de minutos después ya con muestras respiraciones calmadas, Santiago se aleja un poco de mi y aprovecho la oportunidad para levantarme de el sillón.

En cuanto estuve de pie, enderezando mi cuerpo semi desnudo me di cuenta del dolor tirante que sentía entre mis piernas.

Siento mis ojos humedecerse y trate de respirar profundo para calmarme,subo las escaleras  a toda prisa hasta la habitación.

¿Qué iba a hacer?

¡Ya no había vuelta atrás y todo era mi culpa!

-Rocío..

Me llama Santiago pero Ignorandolo, segui avanzando escaleras arriba. Sentia.. sensaciones extrañas en mi estómago. Como una mezcla de emociones, donde se encontraban el miedo y la culpa.

Dios mío. Que es lo que había hecho, pence sintiéndome pequeña en ese momento.

¿Porque me siento de esta manera?¿No era yo la que estába de acuerdo? ¿La que lo incito a continuar? ¿El...se alejara ahora? ¿Como sera todo entre nosotros a partir de ahora?

Dándole un vistazo rápido a mi hija  que dormia plácidamente, entro al baño colocando el seguro. Escucho a Santiago llamarme nuevamente y luego tocar la puerta. Pero extrañamente deja de hacerlo. De seguro temía que Gabriela despertara

Com rapidez me quito el camisón y me meto en la ducha y abro el grifo dejando que pequeñas gotas de agua relajarán mi cuerpo.

Me desesperaba caer en la misma confusión y miedo. El temor de aventurarme en mi mente y descubrir sentimientos que evité por tanto tiempo representaba una desgracia.

Cada vez que pensaba en esa posibilidad mi cabeza daba vueltas sin parar y era inevitable no considerar la idea.

Jamás me sentí tan vulnerable y frágil.  ¿Y si me convertí en una tonta a causa de un hombre? ¿Y si..?

No podía ser verdad. Por mucho que lo pensara terminaba repitiéndome que no podía ser de ese modo. Me había prometido a mí misma no ser presa del enamoramiento ni de sentimientos estúpidos, y menos entregarme a un hombre nuevamente y eso era justo lo que acababa de hacer.

Sabia que atarse a una persona traia consigo el sufrimiento y quizá la dependencia, la desesperación y un desastre inminente.

Mi cabeza daba vueltas. Sentía que a mi alrededor no paraba de girar, pareciera que estuviera atrapada justo en el ojo de una tormenta.

Dios mío pero que había echo. No déjaba de recriminarme una y otra vez.

Unos minutos después salgo de la ducha. Seco mi cuerpo con una toalla y después enrolló otra toalla seca en mi cuerpo. Ya que no podría colocarme nuevamente el camisón. Estába sudado.

¡Rayos! ahora que iba hacer! ¡Como lo veía a la cara después de esto!

Armándome de valor salgo de el baño. Para mi sorpresa veo a Santiago pegado a la pared taciturno. Aprovecho la oportunidad para acercarme a la cama con rapidez.

-Estás bien.

-Perfectamente- ironise.

-Rocío...yo..

-No digas nada por favor. No es necesario. Ambos estabamos conscientes de lo que hacíamos.

-Esto no fue solo sexo para mí... Fue mucho más que eso. Y se que para ti también lo fue.

-Santiago ya fue mucho haber dejado que esto pasará.

-¿Estas tratando de decir que fue un error?

-Por supuesto que lo fue. Tu y yo ni siquiera estámos en una relación y ya estuvimos copulando como conejos en el sofá de tu madre...

-Yo no lo pienso de esa forma y si me permites te lo volveré a demostrar.- dice llegando hasta a mí en un dos por tres

Al instante sus labio chocan con los míos y largo un pequeño grito de sorpresa en su boca por lo cual el ríe, era un beso apasionado, poco a poco va subiendo la intensidad, me sobresalto al sentir el choque entre nuestras lenguas, sus manos recorren mi cintura por la cual bajan lentamente hasta mi trasero y lo apreta.

Suelta la toalla enrollada a mi cuerpo dejandola caer al piso mientras yo envolvía mis brazos alrededor de su cuello. por instinto propio el me insinua que lo rodé con mis piernas y es justo lo que hago, algo nace dentro de mi, una llamarada de fuego que solo se alivia con el toque de Santiago, sus pies comienzan a moverse, y para segundos después sentir que me coloca en el suave y enorme colchón.

Mi cuerpo comenzó a debatirse en si continuar o detener esto antes de que Santiago terminara nuevamente con mi fuerza de voluntad.

Él observaba sin pudor mi cuerpo. Trate de taparlo, pero con una sola mano, él tomó de mis muñecas y las puso arriba de mi cabeza.

Trate de liberarme por la vergüenza, pero todo fue en vano. Observe los ojos de Santiago; éstos aún estaban sobre mi.

Se veía intensos y hambrientos. Tan hermosos y peligrosos.

Pase saliva. De pronto sentí mi garganta seca

De un momento a otro, Él ya se encontraba besándome nuevamente; en los labios, mi cuello, mi pecho, mi ombligo y luego mi.. ¡Oh! Senti corrientes eléctricas recorriéndome todo el cuerpo. Movi mis caderas, buscando más de la caricia de su boca. Me abrí en un gritó silencioso. Y entonces solté un gemido, largo y fuerte.

Me separé de repente, tape mi boca mirandolo confusa. Asustada. Sentía que estaba haciendo algo mal. ¡Otra vez !
Santiago me sonrió.; beso mi frente y luego se distancio.

Lo vi caminar hasta el baño y Sin poder evitarlo fije la mirada en su trasero.

Lindo trasero, Pence.

Justo en ese momento el se voltea a mirarme antes de entrar al baño. Y me descubre espiandolo descaradamente. Ríe, y me giña un ojo y yo me tapo rápidamente con el edredón sintiendo mi corazón latir a mil por hora y mis mejillas arder de la vergüenza.


Unidos por el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora