Despierto como todos los días abrazada a mi prometido.
Miro que él me observa.
-Buen día amor-. Lo saludo con una sonrisa.
-Buen día mi princesa, ¿cómo amanecierón tú y mi hijo?
-Estamos bién cariño.
Le doy un beso en la mejilla y me levanto para ir la baño.
Hago mis necesidades me tomo una ducha y salgo ya vestida.
Hoy me puse un vestido color pastel que deja ver la mitad de mis pechos. Ya saben embarazada pero no fea. Claro está que solo lo uso en casa. Tampoco me gusta salir vestida de es manera pero en casa... Las opciones de dejar babeando a mi San es satisfactorio.
Despierto a Gabi para darle un baño vestirla y luego nos dijimos a la cocina.
Encontré a San en la cocina Vestido con un pantalón de chándal y camiseta blanca .Se veia muy...comestible.
-¿Que quieres para desayunar.? - dice al verme llegar.
-Aamm, se me antoja una sopa de pollo
-Ahora mismo lo hago nena.
En lo que el se encarga de la sopa me siento colocando a Gabriela en su sillita.
Miro a Santiago y él me mira y se ríe.
-¿Qué pasa?-Le pregunto, curiosa.
-Nunca imaginé tener una familia.
-Yo tampoco amór, pero esto era lo que él destino nos tenía previsto.
-Si, así es nena...
Minutos después...
-Aquí está tu sopa. - dice y se sienta junto a Gabriela para darle un poco de sopa.
-Gracias...- Hablo con una sonrisa.
Voy a dar el primer bocado cuando se me ocurre una magnífica idea para comer...
Me levanto de mi asiento y busco mi tarro de Mayonesa
Santiago me observa.
-No pensarás...
-Si.
- Amor...¿ sabes la mistura que vas hacer?
-sip.
Hace una mueca.
-Yo mejor me voy de aquí.
Se levanta, toma a Gabriela en brazos. Agarra una banana de la cesta que está en el centro de la mesa y se va.
Me encojo de hombros, hago mi liga... Y a comer está delicia.
******
Estos días han sido increíbles. No podia crer que ya tenía siete meses de embarazo. Mi barriga la sentía súper inchada. No recordaba lo cansativo que era y la hemosa sensación de sentir a mi hijo dar pataditas. Sobre todo cuando Santiago me acariciaba la barriga. Era como si reconociera la voz de su padre y su tacto.
Nuestra rutina, casi la misma. yo sin dejar de asistir a mi iglesia los días sábados por la mañana domingos por la noche y miércoles por la noche.
Hubos algunos miércoles que tuvimos que faltar por qué San llegaba tarde a casa del trabajo. Y según el, no quería que fuera sola porque podría ser peligroso. Podría acontecer algo y el no estar 2 Serca para ayudarme.
Yo por mi parte no proteste, porque en realidad aveces sentía el mismo temor
-Amor ya tienes nombre para el bebé porque ya tengo en mente uno- Digo acomodandome.
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Unidos por el destino
RomanceTras haber dejado su país natal, Rocío llega a la cuidad de Brasil uyendo no sólo de su dañina relación si no en busca de algo mejor. Un empleo, un Nuevo comienzo y paz mental. Tres meses después de haber trabajado en varios locales con un pequeño...