Unidos por el destino

Capitulo 21

Sentada en la cama cGabriela cuándo, Santiago sale del baño con una toalla alrededor de la cintura.

Desvío la mirada al instante. De manera súbita recordé la escena de la última vez que estuvimos aquí. En ese preciso instante algo se disparó en mi mente y cuerpo al posar mis ojos sobre su figura corpulenta donde pequeña gotas de agua bajaban hasta su...

-¡Rocio!

-¿Hum?

-¿Escuchaste lo que te dije?

-Si

-Oh énsério.

-Si.

-Bien.. entoces que fue lo últimos que dije.

Resopló con fuerza.

-Bien..no escuché. Puedes repetir la pregunta por favor.

-¿Que si pensaste sobre la propuesta que te hice?

Frunso el ceño. ¿Que propuesta? De que habla.

-¿Propuesta?¿cuál... propuesta?

-la de quedarse aquí conmigo.

-Oh, esa propuesta,- pienso un momento antes de reponder- Bueno... Viéndolo de otro punto de vista, me aria Bien cambiar de aire pero...no es una desicion que se toma a la ligera.

-¿Porque no?  Solo tienes qué dedir que si.

-Santiago, hablas como si solo me estuvieras invitando a salír y no es así. Vivir con alguien es mucho más que eso.

-L se. Pero.. aún asi..puedes pensarlo el tiempo que necesites.

Resopló y miro a mi hija. No respondo. Y no porque no quisiera. Si no porque hasta ahora no había pensado en eso y no tenía una respuesta apropriada.

Aceptar su propuesta, implicaba no más discusiones, no más preocupaciones porque me voten de casa todo el tiempo tras una discusión. Pero.. ¿Que ganaba el en todo esto? Tenía miedo de caer en tentaciónes...y Santiago era la tención convertida en hombre.

*****
Santiago me ofreció una de sus camisas  para que estubiera cómoda ya que mi ropa estaba mojada y agregó que no aceptaria un no como respuesta.

Y para colmo dijo que no nos dejaría ir a casa; no cuando había comenzado a llover con tanta fuerza, otra vez.

-Aunque... - había dicho el- Si duermes desnuda no tendría problema.

-No pienso dormir desnuda.

-Bueno...solo es un pequeño consejo. He leído las ventajas de dormir desnudo. Ayuda al cuerpo a respirar y relajarse...

- oh qué bien. -ironise

-Ya que la lluvia no nos dejará salir. Entonces cenaremos aquí. ¿Te gusta el pastel?

-Si.- Funco el ceño ante su pregunta- ¿Porque lo preguntas.

-Curiosidad - sonríe.

*****
En la cocina Santiago sacaba todos tipos de imcredientes de la nevera mientras se movía de un lado para otro con maestría.

Vi que estaba lavando algunas verduras y sentando a Gabriela en el reluciente piso me acerco hasta el.

-¿Te ayudó en algo?

-No ya casi...

-No me quedaré sentada solo a verte cocinar.

Sonrie

-Bien.. puedes contar las verduras entonces.

-De que tamaño las quieres- lo miró.

-Medianas por favor.

-Ok.

Comence a pelar la batatas pero no antes sin darle un vistazo a mi hija que andaba de un lado a otro gateando y tocando todo lo que llamará su atención. Al ver que no agarraba algo que en manos pueda romperse continue con lo que estaba haciendo.

-Eso la verdad me costó mucho- escucho decir de pronto a Santiago.

-¿Cómo?- lo miro sin entender nada y el me señala con la cabeza a Gabriela con una sonrisa en el rostro.

Con rapidez camino hacia mi hija para alejarla de aquella pequeña estatua. Que ni sabiá  de que era.

- Rocío, Déjala jugar

-No dijiste que  "te costó" mucho.- digo, subrayando sus palabras

-Si.

-¿Entonces porque quieres que le deje asercarse? Podria romperlo.

-Lo se.

-¿Acaso pretentes que yo lo pague si lo rompe? Como  voy ah...- Freno mis palabras en seco al entender sus  intenciónes, instantaneamente Santiago curva sus lábios en una sonrisa ladina regalandome una mirada cargada de picardía. Yo bueno... no pude evitar quedarme con la boca abierta ante su cinisno.

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