Capítulo 58

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- Hijo-la voz de mi madre me hizo girarme y avanzar hasta ella.

- ¿Como está?... Por favor madre dime que esta bien- pregunté con desespero, yo que siempre me mostraba fuerte ante el mundo, ahora era todo debilidad en estos momentos, esa mujer podía darme todo, y hacerme nada en cuestión de segundos.

Los ojos de mi madre estaban rojos de tanto llorar y eso me alarmó aún más. ¡¡¡Rayos!! necesitaba saber algo o me volvería loco.

- No lo se cariño - comenzó a hablar -los minutos que llevamos aquí, aún no han avisado nada. Kelly fue a ver si averigua algo, por que esto esta terminando con nuestra paciencia - en ese momento Kelly junto con su esposo salia de un pasillo y al verme trato de contener las lágrimas pero no pudo.

- Oh Santiago, lamento tanto todo este susto- se acercó a mí para abrazarme - ella es fuerte ya veras que se pondrá bien- correspondi con fuerza a su abrazo.

- Por favor dime que averiguaste algo - rogue.

- Lo siento Santiago, me fue imposible; no dejan entrar y solo queda esperar a que el doctor salga - asentí con el pulso acelerado por no saber nada de Rocío.

Pase mi mano entre mi pelo una y otra vez,
No podía evitar sentirme asustado si algo llegara a suceder con ella, que sería de Gabriela. Quién cuidaría de ella.

Por favor Dios, te pido por ella; no la abandones, no ahora.
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- Tranquilo  Santiago veras que ella estará bien,- dice Danny- Rocío , es más fuerte que tu y yo juntos- asentí, tenía que creer eso, tenía que aconfiar en ello.

Giselle, Nicole y mi abuela, entraban a toda prisa.

- San -mi abuela corrio hacia mi para abrazarme- Todo saldrá bien hijo. Ya lo verás - la abrace con fuerza.

- Santiago  lamento todo esto, si hubiéramos estado más atentos con ella esto no estaría sucediéndo - dice Kelly apenada. Al parecer desconocía lo sucedido entre Rocío y yo en estos días

- Ella estará bien, tiene que estar bien

-No se que me duele más, si el verte asi, o el no saber nada de Rocío - dice mi abuela.

Me quedé con ella pegada a mi, me sentía agotado emocionalmente, el no saber nada de mi mujer, estaba acabando con mi paciencia.

- Familiares de Rocío Santana - en cuanto el doctor salió, nos acercamos de prisa

- Somos familiares de Rocío, por favor dinos que sucede- hable desesperado.

- Verán, está un poco débil perdió mucho sangre pero...- me observo dudativo- el problema no ese.

- Hable de una vez. - apresuró Alex.

- Lo lamento pero la señorita perdió uno de sus fetos - una especie de frío recorrió mi cuerpo, mi sangre comenzó a moverse con mas presión por la adrenalina - y retener a él otro, es un porcentaje muy bajo. Lo lamento pero con tanta sangre que perdio la paciente dificulta más el mantener el embarazo, ahora sólo resta esperar- el seguia hablando y yo sólo me había quedado en una sola palabra.

-¿Embarazada? - fue lo que salió de mis labios.
Podía sentir la mirado de todos sobre mi.

- ¿No lo sabían? - negué emitiendo mis sospechas.- pero es un embarazo de casi 10 semanas.

¡¿Diez semanas?!

- ¿Ella como esta?

- Por ahora está estable, es una mujer muy fuerte, pero la mantendremos cedada unas horas, para asegurarnos que el dolor o la noticia no perjudiquen en nada. Mantener un embarazo de gemelos por casi tres meses la debilitó y bajo de peso, ahora solo queda confiar en que todo saldrá bien.

Rocío esta embarazada...

-Esto es mi culpa- dije en voz casi inaudible.

No podía contener las lágrimas que corrían por mis ponulos, esto  había sido mi culpa. Si no la hubiera tratado como lo hice nada de esto le hubiera pasado. Y en estos momentos estaría a mi lado. Nunca podré conocer a ese angelito que no sobrevivió por mi culpa. Mis lágrimas corrían sin parar, estaba llorando frente a mi familia quien nunca me a visto hacerlo, ni cuando mi abuelo murió.

Me negaba ver a mi familia a la cara, necesitaba salir de aquí, necesitaba gritar de frustración y de dolor. Uno de mis hijos ya no existía, ya no tendría la oportunidad de abrazarlo, besarlo, darle mi amor.  Ya no esta por que su padre no supo cuidar de mamá.

- Hijo esto no es tu culpa - mi madre me acaricio la cara, pero negué retrocediendo.

Esto era las consecuencias de mi estupidez y con la que viviría el resto de vida atormentandome.

- ¿Puedo verla? - le pregunté al doctor quien aún seguia ahí - porfavor - insistí al ver que se negaría. Apretó los labios y asintió.

- Sólo será un momento - incline mi cabeza aceptando - Sigueme.

El vivir con ese remordimiento sería mi castigo, pero ya no permitiré mas que mis estupideces pongan en riesgo la vida de Rocío y de mi hijo que aún sigue creciendo y que puedo proteger con mi vida.




Unidos por el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora