Capítulo 32

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Narra Rocío

Pasaron dos semanas desde aquella noche y me frustraba admitir que durante esos dias no había conseguido olvidar ni amortiguar mis emociones al respecto.

El año Nuevo fue increíble. Después de marcar las  12 con mi familia y desearnos años nuevo y buenos deseos y bendiciones, Santiago paso por nosotras para irnos a casa de su madre.

Una vez más adore estar con la familia de Santiago. Eran tan amables con nosotras. Y Santiago tan atento.

-Ahhh, el aroma me recuerda a mi casa en la infancia- dijo Santiago cuando el perfume de las especias inundaba el ambiente. Un filete se cocía en el sartén- A cuando regresaba de jugar en la plaza y mamá ya tenía lista la cena. A eso siempre olía mi casa, a especias picantes y clavó de olor

-Mi casa siempre olía a especias y canela. Mi madre es fanática de la cocina, sobre todo de la repostería. Al igual que yo.

-¿Te gusta la repostería?

-Adoro la repostería.

-Porque no trabajas con ella.

-Quería... Esa era mi meta desde el principio.
Al llegar a este país Pero... desde que nació Gabriela me empezé a enfocar en otras cosas. Y buscar cualquier empleo. Dejar los sueños a un lado para ocuparme únicamente en ella.

-Porque no lo vuelves a intentar.

-Lo hice. Y no sabes cuántas veces. Pero casi nunca llegaba a dos semanas en un empleó. Siempre me despedían antes de la tercera semanas. Así que deje de intentarlo

-Entiendo. Débio de ser duro.

-Lo fue. Y aún lo es. ¿Sabes? Aún así Nunca nos faltó la bendición de Dios.

-Me alegra saber eso.

-Aún recuerdo como llegue a la iglesia aquella tarde...estaba tan cansada. Mis pies inchados no daban para mas...- digo sin pensarlo. levantó la mirada y santiago me miraba espectante.

Resopló sin saber por dónde comenzar.

Suena mi teléfono Justo cuando habría la boca para hablar. Miro el número de la pantalla y sentí al instante un sabor amargo en la boca . No tenía el número registrado pero tuve una idea de quién podría ser.

-¿Qué?- pregunto de mala gana. Alejándome un poco de Santiago después de haberme disculpado para atender

-¿Como estás?

-¿De donde sacaste mi número?.- pregunto ignorando su pregunta.

-Lo tenía en mi correo.

-Humm. ¿Y que quieres?

-¿Saber cómo estás?

-No es de tu incumbencia.  Y no se para que llamas.

-No te crees tan importante.

-Mejor que cualquier otra persona no. Pero si mas humana que tú. Y de no serlo no estarias llamando

Lo escuché reír. Sabia desde el principio que llamaría. Y que al hacerlo no sería con buenas intenciones. Y hay estaba él. Actuando como si no hubiera sucedido nada en el pasado. Y queriendo venir a tomar mi paz mental.

-¿Que te hace pensar que tienes derecho a llamarme después de tanto tiempo?

-También es mi hija

-¡Ja! ¿Ahora es tu hija?

-¡Contigo no se puede hablar!

-¡Entonces no llames y listo!

-Como esta mi hija.

Unidos por el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora