En la sala de estar santiago buscaba una caricatura para Gabriela que estaba empezando a poner el departamento patas arriba.
Después de encontrar una, nos sentamos los tres en el cómodo sofá. Mis mejillas ardieron de la vergüenza al recorder lo que estuvimos a punto de hacer sobre él aquella noche.
¡Rayos!
Tome un trozo de pastel que reposaba sobre la mesita de café, para llevarme un pedazo a la boca.
-Y dime... ¿cuál es tu comida favorita.?- pregunta santiago imitandome. corta un poco de pastel pará respectivamente llevárselo a la boca.
Aparte la mirada de la pantalla para mirarlo. Frunso el ceño curvándo mis labios en una medía sonrisa
-¿Porque quieres saber eso? ¿Acaso importa?- pregunto despues de tragar
-Por supuesto que si
-Panqueques- Dije sin más mirando a mi hija. Sonreí al verla consentrada en la caricatura. Me llevo otro pedazito de pastel a la boca.
-¿Panqueques?-pregunta llevando su dedo pulgar cerca de mis labios limpiando lo que creo es un poco de chocolate.
-Ujun ¿Y que me dices de la tuya?
-Pasta con albóndigas- sonrió sin poder evitarlo- ¿que?
-Mi madre adora la pasta.
-Eso quiere decir la suegra tiene buen gusto.
Me río, sabia que el iba a salir con los comentarios de siempre.
-Mi madre no es tu suegra.- lo reprendí.
-Aún no, pero pronto lo será.
Ruedo los ojos.
Debo enfadarme, lo sé, pero es que con esos comentarios de Santiago ni siquiera puedo molestarme, él sólo ríe, corta otro pedacito de pastel y lo lleva a su boca dejando en la comisura de su labio un poco de chocolate recostando su espalda igualmente sobre el espaldal del sofa.
-Tienes un poco de chocolate-digo, viendo sus labios, pero no... yo no extiendo mi dedo para limpiarlo con mi pulgar, yo me acerco a él y con mis labios saboreo esa comisura llena de chocolate, él sonríe y lleva su mano a mi cuello presionando sus labios sobre los míos, mis labios saborean su dulce boca y llevo mi mano hasta la parte de atrás de su cabeza despeinando su cabello, detengo el beso poco a poco y me percato que nos estamos besando más de lo necesario.
El parece notarlo ya que se recoloca en su lugar nuevamente con sus hermosos ojos claros puestos en mi
- Creo.. que ya es tarde y... Limpiaré esto para prepararnos para dormir.
-Ya lo hago yo.
-No me importaría hacerlo..
-Rocío, yo me encargo- dice con voz suave.
Pence en llevarle la contraria. Pero en cambio dije:
-Está bien. Gracias- tomo a Gabriela en brazos y ella se remueve emocionada sonriendo- mañana tengo trabajo y no puedo faltar. Tengo que levantarme un poco más temprano para llevar a Gabriela con Mabel.
-Está Bien. Yo las llevaré.
-Ok..Buenas noches.
-Buenos noches Nena.

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Unidos por el destino
RomanceTras haber dejado su país natal, Rocío llega a la cuidad de Brasil uyendo no sólo de su dañina relación si no en busca de algo mejor. Un empleo, un Nuevo comienzo y paz mental. Tres meses después de haber trabajado en varios locales con un pequeño...