¿Qué harías si un día descubres que una vieja leyenda contada de boca en boca está ligada contigo?
Eso es exactamente lo que Alai. está viviendo... Su madre le guardó demasiados secretos y él no había intentado buscar respuestas, hasta que Miranda...
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Miranda
había salido de casa a caminar por la colonia a unas tres calles se halla la Rosaleda, un parque con una serie de rosales muy hermosos
al cual uno se puede acercar y también puedes andar en las áreas verdes , allí siempre hay gente
"parejas de enamorados"
y desde hace unos meses; por lo que. me contó mi mamá se pone una orquesta en el quiosco del centro del parque, era la primera vez que pisaba este lugar desde hace mucho tiempo
Note que en cierto modo las cosas aquí habían cambiado. como yo, saqué mi cámara y comencé a hacer fotos con la música clásica de fondo y entonces pasó...
El estaba ahí sentado con el violonchelo apoyado en su cuerpo; en verdad esa orquesta estaba conformada por músicos talentosos pero él, de algún modo que no comprendía destacaba más y en honor a eso le tomé algunas fotos.
Luego me moví de ahí para cambiar un poco el escenario y después de un rato la canción que estaban tocando terminó Me enfocaba en mi cámara cuando escuché
—¡Miranda!... ¿te acuerdas de mi? — me di vuelta y a unos metros el chico del Violonchelo se aproximaba. —perdón... ¿nos conocemos? — pregunte yo también, el entre cerró los ojos y sonrió como diciendo "obvio dah"
— ¿ya no me recuerdas? soy Alai — dijo y fue en ese momento cuando un recuerdo que hacía mucho no me venía a la mente llegó, Alai era el nombre de mi mejor amigo de la infancia, quien desapareció misteriosamente una noche hace mas de diez años. — ¡Alai! claro que te recuerdo— respondí aún sorprendida. — uf, me da gusto que si seas tu— comentó sin dejar de sonreír — más me alegro de no hacerle caso a mis dudas de hablarte. — que bueno que las ignoraste. — ¿ pasa algo?. — No, bueno si, es que me sorprende que con los años que han pasado me hayas reconocido. — yo siempre guarde con mucho cariño los recuerdos de nuestras tardes de juegos ; aparte no ha cambiado mucho tu rostro. — ¿ en serio? — pregunté. — claro que es en serio , tienes la misma sonrisa y tu rostro es muy similar a cómo te recordaba. — ahora que te veo mejor tú tampoco has cambiado mucho— dije Y luego procedí a tomarle una fotografía más — sigues siendo más alto que yo y igual de larguirucho — ambos reímos. — ¿oye te gustaría ir por un café?— preguntó — si, claro me encantaría— dije y él sonrió con mayor amplitud — genial ¿ puedes ahora? . — claro hay una cafetería aquí cerca podemos ir ahí .
comenzamos a caminar el se detuvo y se llevó la mano a la cara — deje el Chelo olvidado, voy por el espera aquí.
Después de que regresó con el violonchelo comenzamos a caminar hacia el lugar que le había mencionado y cuando llegamos a la cafetería, nos sentamos en una de las mesas que se encontraban más cercanas a la salida. mientras esperábamos a que llegara el mesero, la duda qué siempre aparecía en mi mente cuando pensaba en él surgió y no sabía si era lo más correcto preguntar pero aún así lo hice:
