¿Qué harías si un día descubres que una vieja leyenda contada de boca en boca está ligada contigo?
Eso es exactamente lo que Alai. está viviendo... Su madre le guardó demasiados secretos y él no había intentado buscar respuestas, hasta que Miranda...
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Rita se sentó en la mesa luego de poner el último plato servido con sus célebres tacos de Cochito, Facu, Jacinto, Sonia y Yunuen estaban sentados ya y yo estaba Asomándome por la ventana hacia la calle afuera la gente iba y venía por el andador que corría por parte de la Emiliano Zapata.
Pensaba en lo ajenos que estaban de lo que se ocultaba en las sombras, me preocupaba pensar que cualquiera de ellos podría ser el siguiente y esa preocupación me abrumaba mucho.
— ven a sentarte a comer mijo — dijo Rita y me separé de la ventana y fui a mi lugar.
— entonces síguenos contando—añadió y yo trague en seco antes de seguir hablando:
— después de que me mostró lo que han estado haciendo logre liberarme, salí corriendo me encerré en el baño pero me sacaron y querían llevarme con ellos.
—¿ fue ahí cuando viste el portal? — preguntó Yunuen.
—si, de solo recordar la vibra que transmitía me dan escalofríos.
—¿pero como supiste cerrarlo? No se te hace raro yo creo que lo más lógico en lo que pensaría si estuviera en esa situación sería salir corriendo de allí— dijo Jacinto.
— eso sí pudieras pensar después del shock — añadió Sonia. —No lo supe—dije— o sea no lo vi y pensé ¡oh, un portal! debo cerrarlo...
Todos se rieron por mi comentario y Rita dijo:
— al menos lo tomas con gracia mijo... eso es de valientes.
— ojalá y con chistes todo se solucionara tía — dije aún sonriendo— pero no es así.
— No mijo— concedió — pero solo los espíritus fuertes tienen la capacidad para encontrarle el lado amable o hacer chistes en medio del caos y el miedo.
— si, Alai, demuestra que no te rindes — Sonia me Agarró del hombro y me sonrió.
— gracias por tenerme tanta fe— dije y Facundo intervino: —¿si no lo pensaste como llegaste a cerrarlo?
— una voz en mi cabeza me dijo que debía buscar algo, un letrero... qué había algo escrito en el que tenía que recitarlo en voz alta— respondí.
Tía Rita casi se ahoga con el agua de jamaica y todos volteamos a verle.
—¿escuchaste una voz? — preguntó luego de toser un poco.
—si— dije — pensé que después de haberte contado de mis hermanos regresando de ultratumba por mi y de qué en mi departamento se abrió un portal lo de " escuchar voces" en mi cabeza sería lo más normal de todo.
— ¿como era esa voz? - inquirió mirándome a los ojos.
— era igual a la mía — contesté— pero al mismo tiempo aunque sonaba como yo no se sentía como si fueran mis pensamientos, parecía ser algo más de hecho esa voz fue lo que me ayudó a no desfallecer luego de qué me sacaran del baño.
