¿Qué harías si un día descubres que una vieja leyenda contada de boca en boca está ligada contigo?
Eso es exactamente lo que Alai. está viviendo... Su madre le guardó demasiados secretos y él no había intentado buscar respuestas, hasta que Miranda...
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Miranda
Cuándo regrese a casa obligada por mi padre y Sebastián mi único pensamiento era que iba pasar con Alai y conmigo.
Intenté pedirle ayuda a mi madre pedirle que se compadeciera de mí y me ayudara a descubrir qué pasó con Alai, pero ella no me dirigió la palabra.
desde que regresé me encerraron en mi habitación y no sabía si era por la ansiedad y el encierro pero desde ese día me empecé a sentir mal; mareada y con ascos lo peor era qué una idea se había apoderado de mis pensamientos que junto a la certeza de saber que Fausto a estas alturas debería tener en sus manos al amor de mi vida para quién sabe que hacer con el me angustiaba más.
Mi único consuelo llegaba por las noches.
No se cómo explicarlo pero cuando me quedo sola en la habitación y me acuesto en la cama siento que Alai está junto a mí en la cama.
siento la sensación de sus brazos rodeando mi cuerpo su agradable calor y así puedo dormir como si él me cuidara.
Quizá tenga que ver con el hechizo que hizo aquella vez en la cabaña
es gracias a eso que por más angustiada que estaba dormía bastante bien y eso era un pequeño alivio.
Así habían pasado ya semanas en las que todo estaba exactamente igual me tenían encerrada y no importaba lo que yo pidiera y suplicara por que me dejara regresar a mi vida.
mi padre no accedía diciendo qué ya no confiaba en mi y mi madre obedecía ciegamente.
Caminaba de un lado al otro en la habitación y estaba nublado tenía las cortinas corridas la ventana hacia el balcón estaba cerrada con llave y me quitaron cualquier forma de comunicarme con el exterior.
de pronto la puerta se abrió y Conchita la única persona que parecía tener compasión de mí entró y cerró la puerta rápido.
— te traje tu desayuno y lo que me pediste ayer— dejó la bandeja en el escritorio y buscó en su mandil la caja con mi encargo— acá está
— gracias — dije con la voz temblorosa— y has escuchado algo sobre Alai.
— No niña sus padres no han vuelto hablar de él sólo sé lo que ya te había comentado antes. que el señor fue a la cabaña y parece que lo encontró pero no han dicho nada ni él ni la señora sobre adonde lo llevaron.
— me desespera no saber cómo está— dije — odio pensar en que pueden estar lastimándolo mucho, no está bien necesitaba atención médica y dudo que mi padre desalmado le preocupe como está.
