8: EL ASILO

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La enfermera que se encargaba exclusivamente de mi abuelo nos recibió con una sonrisa compasiva y nos explicó cuál era su situación actual de salud. y no era alentadora.
mi abuelo estaba pasando por rachas de Desvaríos confundiendo temporalidades y después momentos. con cierta. lucidez hasta. perderse otra vez. me dio mucha tristeza cuando dijo que estaba entrando en las últimas etapas de la enfermedad:

— ¿estás segura de querer verlo aún así? — preguntó Eva.— está despierto pero quien sabe si pueda reconocerte.
— sí, por favor — dije y sentí la mano de Alai darme un pequeño apretón en el hombro como muestra de que estaba conmigo.

Eva abrió la puerta y vi a mi abuelo, su apariencia tan deprimente me hizo querer llorar. Ya no había nada de don Fermín Bustamante el hombre vital y Alegre que recordaba, me aguante las lágrimas y me acerqué:
— hola abuelito— dije sentándome en la cama junto a él — ¿ te acuerdas de mí?.
— si, eres Miri mi nieta.
— ay abuelo te extrañe tanto— dije y lo abracé — perdón por haber estado lejos tanto tiempo.
— mi Miri — se separó y acunó mi cara en sus manos— mi bella y dulce Miri. Me preocupa Fausto.
—tranquilo abue, él está muy bien — dije acariciando una de sus ancianas manos— solo que no pudo venir por qué tenía trabajo pero seguro te visita pronto.
— su madre me dijo muchas veces que él estaba mal y no le hice caso— se le quebró la voz— no pude hacerle ver que el amor no se impone.
— ay abuelito no te entiendo— dije y él siguió hablando— su obsesión lo llevo por el camino equivocado y no quise verlo a tiempo hija; que mal padre fui. que mal padre es Fausto— dijo con desesperación y llanto.
— tranquilo abue, no pasa nada — traté de llamar su atención porque en todo ese tiempo cerró los ojos mientras hablaba y tenía el rostro elevado hacia el techo — no hay nada de que preocuparse ... — mi abuelo por fin puso su atención en mi y dejó de llorar se secó las lágrimas y dijo:
—que bonita te ves hoy— acarició mi cabello
— mira quiero que saludes a alguien — dije— es un amigo que vino a visitarte también— le hice señas a Alai para que llegara a donde estábamos y él camino hasta estar frente a nosotros. —es Alai.

— hola señor — saluda Alai y mi abuelo lo observa: no pasaron ni sesenta segundos antes de que su actitud cambiara a una más alerta y me soltó poniéndose de pie.

— tú— dijo y su voz sonó muy gruesa.
— abue tú me dijiste que estabas arrepentido de como lo trataste.
—¿por que tardaste tanto Alai? — preguntó ignorándome.
Alai me ve y luego a mi abuelo, me levante de la cama

— ¡debes tener cuidado!— hablo otra vez.
— ¿por qué? — preguntó Alai.
— debes cuidarte, todos... todos debemos cuidarnos— dijo y dio unos pasos más hasta que agarro a Alai de los brazos.

— ¡suéltalo!— dije tratando de separarlos.
— Libia lo sabía, ella nos advirtió— dijo

— ella lo dijo y no le hisimos caso, pero ella sabrá que hacer muchacho... ¡búscala! Mantén los ojos muy alerta.
— abuelo por favor — dije empezando a ponerme muy nerviosa— cálmate.
— ¿donde está? ¡respóndeme! quiero verla — lo zarandea y Alai sacude la cabeza asustado— ¡qué venga Libia!— grito mi abuelo— libia, Libia, Libia ¡Libia! — empezó a reír como desquiciado— ¿se está escondiendo?.

Alai trató de zafarse pero parecía que mi abuelo lo tenía agarrado con mucha fuerza, esto no tenía ningún sentido el hombre apenas hace unos segundos estaba sentado en la cama con el cuerpo encorvado visiblemente cansado y ahora estaba parado erguido. Alai trataba de separarse y mi abuelo vio una de sus manos y entonces la tomo arremangando la sudadera que Alai traía puesta y dijo:

— ¡estas marcado!— lo empuja y Alai se golpea con la pared y mi abuelo grita — ¡está marcado! ¡está marcado!¡está marcado!.

Un rato después de que los enfermeros llegaron a contener a mi abuelo y nos sacaron de la habitación Alai y yo nos encontrábamos sentados en una banca en el jardín delantero de afuera del asilo, él no había resultado herido por el golpe que se dio afortunadamente pero eso no me quitaba el sentimiento de culpa por haberlo llevado ahí para que mi abuelo se portara de esa manera con el. Ambos estábamos muy callados hasta qué yo dije:

Alai El hijo de La Magia / #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora