12: CONFIAR O NO CONFIAR

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— ¿ quienes son ustedes? — nos dimos vuelta lentamente al mismo tiempo y vimos a una mujer,  quizá de unos  treinta y tantos, tenía una escopeta en las manos y nos apuntaba

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— ¿ quienes son ustedes? — nos dimos vuelta lentamente al mismo tiempo y vimos a una mujer, quizá de unos treinta y tantos, tenía una escopeta en las manos y nos apuntaba.

— perdón por acercarnos así pero estamos perdidos— dijo Alai con cautela bajando la vara.
— no pregunté qué hacen sino quienes son — gritó la mujer y yo respondí — él es Alai y yo Miranda.
— ¿ de donde vienen?
— de Ciudad de México— responde Alai.

La mujer nos seguía viendo fijamente sus brazos temblaban de seguro por el peso del arma y la delgadez de ella, su apariencia reflejaba un gran cansancio.

— ¿ y por qué se perdieron o que?
— le responderemos a todo pero baje el arma por favor.
— y qué dijiste gúerito. está ya cayó... no la bajaré mejor contesten.
— íbamos a San gervacio y se nos poncharon los neumáticos — dije y eso hizo que la mujer se desestabilizara. y casi se le cae el arma, intentó evitarlo pero la maniobra terminó muy mal la escopeta golpeó el suelo y se. disparo en un ruido sordo.

Luego lo único que se escuchó fueron las respiraciones agitadas de todos y. Alai y yo vimos con horror a la mujer y ella a nosotros desde el piso a donde se había caído, luego se vio a sí misma y al parecer no resultó herida, yo comprobé mi cuerpo y tampoco estaba herida, luego vi a Alai y él se agarraba el brazo. Y me espante.

— Alai — dije . él levantó la vista de su brazo y dijo — creo que solo fue un rozón.
— déjame ver — dije y la mujer se puso de pie.

— oiga esta loca Pudo matar a alguien se da cuenta — grite furiosa la mujer se nos quedó viendo y dijo— en otras circunstancias habría sido incapaz de hacerle daño a nadie pero ya no tengo más sentimientos que el dolor por mi bebé.
— eso no la justifica — replique.
— váyanse. — señaló al bosque.
— No, tiene que ayudarnos— dije yo .
— dijo su bebé — susurró Alai — debe ser una de las madres de los primeros desaparecidos, llegamos Miri.
— nadie me ayudo a mi — dijo la mujer tomando su escopeta — y si no quieres que le empareje el otro brazo a tu amigo lárguense.
— es que a eso vinimos — dije tratando de sonar más amable— mis amigos y yo estamos aquí porque sabemos que nadie los escuchó y queremos darles voz.
— ¿ustedes? — se ríe — son solo unos. Pubertos No pueden ayudar no tienen el poder.
— tenemos el poder de las redes sociales — dijo Alai — podemos hacer que la gente sepa de cada caso específico verdad Miri. — me pasó la palabra.
— sí, haremos tanto ruido que las autoridades no podrán ignorarlos más y así podrían saber dónde están y cómo están sus hijos.

— están hablando en serio.
— sí somos periodistas independientes y queremos ayudar .


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Alai El hijo de La Magia / #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora