— ¿ quienes son ustedes? — nos dimos vuelta lentamente al mismo tiempo y vimos a una mujer, quizá de unos treinta y tantos, tenía una escopeta en las manos y nos apuntaba.— perdón por acercarnos así pero estamos perdidos— dijo Alai con cautela bajando la vara.
— no pregunté qué hacen sino quienes son — gritó la mujer y yo respondí — él es Alai y yo Miranda.
— ¿ de donde vienen?
— de Ciudad de México— responde Alai.La mujer nos seguía viendo fijamente sus brazos temblaban de seguro por el peso del arma y la delgadez de ella, su apariencia reflejaba un gran cansancio.
— ¿ y por qué se perdieron o que?
— le responderemos a todo pero baje el arma por favor.
— y qué dijiste gúerito. está ya cayó... no la bajaré mejor contesten.
— íbamos a San gervacio y se nos poncharon los neumáticos — dije y eso hizo que la mujer se desestabilizara. y casi se le cae el arma, intentó evitarlo pero la maniobra terminó muy mal la escopeta golpeó el suelo y se. disparo en un ruido sordo.Luego lo único que se escuchó fueron las respiraciones agitadas de todos y. Alai y yo vimos con horror a la mujer y ella a nosotros desde el piso a donde se había caído, luego se vio a sí misma y al parecer no resultó herida, yo comprobé mi cuerpo y tampoco estaba herida, luego vi a Alai y él se agarraba el brazo. Y me espante.
— Alai — dije . él levantó la vista de su brazo y dijo — creo que solo fue un rozón.
— déjame ver — dije y la mujer se puso de pie.— oiga esta loca Pudo matar a alguien se da cuenta — grite furiosa la mujer se nos quedó viendo y dijo— en otras circunstancias habría sido incapaz de hacerle daño a nadie pero ya no tengo más sentimientos que el dolor por mi bebé.
— eso no la justifica — replique.
— váyanse. — señaló al bosque.
— No, tiene que ayudarnos— dije yo .
— dijo su bebé — susurró Alai — debe ser una de las madres de los primeros desaparecidos, llegamos Miri.
— nadie me ayudo a mi — dijo la mujer tomando su escopeta — y si no quieres que le empareje el otro brazo a tu amigo lárguense.
— es que a eso vinimos — dije tratando de sonar más amable— mis amigos y yo estamos aquí porque sabemos que nadie los escuchó y queremos darles voz.
— ¿ustedes? — se ríe — son solo unos. Pubertos No pueden ayudar no tienen el poder.
— tenemos el poder de las redes sociales — dijo Alai — podemos hacer que la gente sepa de cada caso específico verdad Miri. — me pasó la palabra.
— sí, haremos tanto ruido que las autoridades no podrán ignorarlos más y así podrían saber dónde están y cómo están sus hijos.— están hablando en serio.
— sí somos periodistas independientes y queremos ayudar .
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Alai El hijo de La Magia / #PGP2024
Fantasy¿Qué harías si un día descubres que una vieja leyenda contada de boca en boca está ligada contigo? Eso es exactamente lo que Alai. está viviendo... Su madre le guardó demasiados secretos y él no había intentado buscar respuestas, hasta que Miranda...