¿Qué harías si un día descubres que una vieja leyenda contada de boca en boca está ligada contigo?
Eso es exactamente lo que Alai. está viviendo... Su madre le guardó demasiados secretos y él no había intentado buscar respuestas, hasta que Miranda...
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Miranda
Oficialmente estaba aterrada.
Terrible era lo que acababa de leer en las últimas páginas de el libro que había tomado de una de las estanterías de la biblioteca.
Mi lado racional quería protestar y decir:
Esto no puede ser real, algo como eso no puede existir en la vida real.
Pero esta vez por más que tratara de buscar explicaciones, excusas para desmantelar lo que se estaba exponiendo ante mis ojos no podía porque hace un rato vi como Alai fue arrojado contra la pared por una fuerza invisible que casi lo estrangulaba mientras lo mantenía en el aire.
Deje el libro y luego le eché un vistazo al otro que había tomado; ese era más como un manual de criaturas espeluznantes.
De hecho en la portada se podía leer el título criaturas del inframundo.
lo había dejado en una de las páginas donde se podía ver una en específico, no sé porqué pero ese dibujo me causaba una inquietud inusual más que cualquier otra y todas eran horribles; así que no entendía por qué me causaba tanto impacto.
La criatura en cuestión era una cosa humanoide, tenia una cabeza esquelética pero no se veía propiamente como un esqueleto sino que apenas se le veían unas pequeñas protuberancias en la cabeza lisa eran como rendijas y eran tres una que parecía ser la boca pues estaba donde debería en una cara humana y las otras dos en donde deberían estar los ojos.
Los brazos eran esqueléticos y las manos igual pero parecían tener garras en su pecho tenía una armadura que parecía estar hecha de su piel porque la tenía demasiado pegada era largo y con piernas igualmente largas que los brazos.
De repente sentí movimiento detrás de mi alguien había entrado por la puerta de la biblioteca y me gire un poco asustada.
— perdón no quise asustarte — dijo Alai.
— tardaste mucho en venir - dije yo .
— pensé que necesitabas tiempo para digerir lo que ibas a leer.
— ¿y tú ya lo leíste?
— sí, casi todos los libros de esta biblioteca los he leído ya— se sentó en la silla frente a mí— desde el accidente no duermo mucho sabes.
— y no te asusta todo esto—dije dejando el libro — o sea de repente resulta que tu deber es enfrentar a unas criaturas horribles ¿ y lo tomas como si nada?
— claro que no Miri, estoy asustado— confesó— pero no se que más hacer no puedo simplemente huir aunque ganas no me faltan.
