¿Qué harías si un día descubres que una vieja leyenda contada de boca en boca está ligada contigo?
Eso es exactamente lo que Alai. está viviendo... Su madre le guardó demasiados secretos y él no había intentado buscar respuestas, hasta que Miranda...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Baje las escaleras del porche y mire hacia atrás a la cabaña una vez más dudando en que debía hacer
El sol estaba emitiendo rayos intensos todavía así qué tal vez serían entre cuatro o cinco de la tarde pero no duraría mucho y tampoco sabía sí realmente hablaba de San Agustín aquel pueblo que ni siquiera conocía; porque al que nos acompañó aquella vez fue a San Gervasio no a San Agustín.
Y tampoco sabía que tan lejos quedaba no recordaba haber visto esta cabaña cuando lo recorrí tiempo atrás no era el mismo tipo de cabaña que vi en San Agustín.
era elegante mucho más grande y alta.
Pero no tenía teléfono tampoco así que lo único que me quedaba era ir.
seguí caminando y encontré el camino un sendero de tierra grande y miré la piedra y el árbol que había junto al camino.
Y al otro lado. enfrente de mi había una banca de piedra y me esforcé por recordarla
empecé a caminar la idea era ir en dirección recta no quería perderme y lo temía porque habían tantos árboles alrededor que perderme sería muy fácil Sino iba en línea recta y de repente llegue A una bifurcación el camino se dividía en dos y me desesperé.
No había pasado demasiado tiempo desde que me alejé de la cabaña y dejé de ver la banca cada vez que volteaba hacia atrás así que decidí tomar el camino de la derecha hice lo mismo respetar y seguir el sendero y esperaba que por ahí encontrara algo que me indicara que estaba cerca de algún poblado o algo.
Mientras avanzaba por ese segundo camino empecé a notar que el cielo se nublaba y empecé a sentir el aroma a tierra mojada pronto llovería y además oscurecería.
Pero seguía caminando en línea recta y de repente vi la carretera sentí alivio no estábamos tan apartados como pensé; al otro lado de la carretera había un letrero.
con la distancia en la que estaba no podía leer que decía pasó un auto a toda velocidad y eso también me hizo sentir alivio era una carretera transitada.
corrí y cruce la calle y leí el letrero efectivamente decía que faltaba poco para llegar a San Agustín ¡era la carretera México Toluca sonreí feliz!
Sin embargo la cantidad de kilómetros que faltaban era bastante grande y al parecer nosotros nos encontrábamos mucho más arriba que la comunidad.
Abracé mi cuerpo porque empecé a sentir frío no había llevado más que la blusa que traía puesta y los Jeans tampoco llevaba linterna ni nada porque salí corriendo, además escuché un trueno no tardaría en llover.
Si iba en esa dirección por la carretera hacia donde señalaba el letrero no sé cuánto me tardaría
